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Alexander von Humboldt: „Memoria sobre el desprendimiento del calórico, considerado como fenómeno geognóstico“, in: ders., Sämtliche Schriften digital, herausgegeben von Oliver Lubrich und Thomas Nehrlich, Universität Bern 2021. URL: <https://humboldt.unibe.ch/text/1799-Die_Entbindung_des-2> [abgerufen am 26.04.2024].

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Titel Memoria sobre el desprendimiento del calórico, considerado como fenómeno geognóstico
Jahr 1803
Ort Madrid
Nachweis
in: Anales de ciencias naturales 6:16 (Mai 1803), S. 246–258.
Sprache Spanisch
Typografischer Befund Antiqua; Auszeichnung: Kursivierung; Fußnoten mit Ziffern; Schmuck: Initialen.
Identifikation
Textnummer Druckausgabe: I.86
Dateiname: 1799-Die_Entbindung_des-2
Statistiken
Seitenanzahl: 13
Zeichenanzahl: 21243

Weitere Fassungen
Die Entbindung des Wärmestoffs, als geognostisches Phänomen betrachtet (Salzburg, 1799, Deutsch)
Memoria sobre el desprendimiento del calórico, considerado como fenómeno geognóstico (Madrid, 1803, Spanisch)
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Memoria sobre el desprendimiento del calórico, con-siderado como fenómeno geognóstico, por F. A. Hum-bolt 1 , traducida del aleman por D. C. Herrgen.

Aunque en nuestros tiempos, y despues que se cul-tiva científicamente la ciencia mineralógica se haya
1 Anales del Baron de Moll, tom. 3, pág. 1, edicion de 1799.
|247| separado la Geognosia de la Orictognosia, ó conoci-miento de los fósiles simples, y se haya reducido porlo mismo aquella á mas estrechos límites; abraza sinembargo dos objetos tan heterogéneos por su natura-leza, como susceptibles de un grado muy diferentede evidencia. Las qüestiones: ¿quál es la constitucionactual del globo terrestre? ¿de qué modo se hallanesparcidas las rocas que forman las montañas? ¿á quéaltura llegan en las diversas zonas? ¿quáles son las le-yes de su posicion y estratificacion? ¿quáles entreellas contienen restos de cuerpos órganicos? ¿indicanestos cuerpos la destruccion de una creacion vegetaly animal, ó se hallan sus análogos vivientes todavíaen paises remotos? Todas estas qüestiones tan impor-tantes tienen por objeto el estado actual é instantá-neo de las cosas, y su exámen corresponde á la des-cripcion general de la naturaleza, que comprehendela creacion inanimada y las relaciones de las plantas yde los animales.
A otra clase de objetos corresponden las qüestio-nes siguientes: ¿de qué modo ha adquirido el glo-bo terrestre su figura actual? ¿quándo se endurecié-ron las montañas? ¿sus materias primitivas se hallárondisueltas formando líquidos, ó se halláron solamenteen mezcla mecánica con el líquido? ¿quál fue la in-fluencia del fuego sobre las separaciones y precipita-dos, y sobre las masas ya endurecidas? ¿los lagos seformaron por la caida de los fondos, ó excaváron lasolas enfurecidas cavidades enormes quando se preci-pitáron? Estas últimas qüestiones son históricas. Per-tenecen al estado antiguo de las cosas, y su respuestacorresponde á la historia natural. Son tan diversasde las primeras, como heterogéneas las indagacionessobre la translacion de una planta del Cáucaso á la |248| parte occidental de Europa, y sobre la profundidaden que vegeta actualmente. Si atendemos á la multitud de obras geognósticasque hoy tenemos, observarémos que no solamente sehan mezclado ambos objetos de la historia natural, yde la descripcion de la naturaleza, sino que tambiense ha cultivado una en perjuicio de la otra. El hom-bre desde los tiempos mas remotos se ha ocupadomas en pensar sobre el orígen y formacion de las co-sas, que en exâminar con exâctitud sus relaciones ac-tuales. De aquí nuestra pobreza en observaciones sóli-das sobre la estratificacion y posicion de las montañas;sobre su identidad en paises remotos, y sobre susafinidades geognósticas: de aquí la multitud de hipó-tesis cosmogénicas y de explicaciones sobre los fenó-menos que exîsten únicamente en la imaginacion delos observadores, como la famosa concha en el granito. La ciencia que se ocupa en las relaciones actualesde las montañas de nuestro globo terrestre solido, esen el dia empírica, y susceptible de un grado muyconsiderable de evidencia. „¿Qué es basalto y amig-„daloides? ¿en las montañas altas se hallan sobre-„puestas estas substancias inmediatamente al gneiss,„granito, ó pórfido? ¿se observa en su estratifica-„cion alguna semejanza con la de las montañas se-„cundarias? ¿quáles son sus relaciones con la pizarra„porfirina, con ciertas formaciones del carbon de„piedra y con las camadas arcillosas? ¿las separa-„ciones prismáticas del basalto se parecen mas á los„porfidos primitivos que á las lavas?” Ninguna deestas questiones debio jamas haber formado el obje-to de una disputa geognostica; porque por mediode observaciones tranquilas y continuadas se puedenresolver todas con tanta precision, como la formacion |249| igual ó desigual de dos animales muy diversos. Peroesta precision y exâctitud desaparece en él momentoen que á estas qüestiones se mezclan problemas histo-ricos; porque entonces ya no se pregunta en qué separecen los basaltos del Rhin á la lava del Vesuvio,sino si es homogéneo el origen del basalto y de la lava.Si deben los basaltos su aspecto térreo á la descompo-sicion, y si se enfriáron dentro del mar, o se halláronen lo interior de un volcan. En este caso se abre á lafantasia un vasto campo para opiniones, en que losamigos de la controversia se fingen enemigos nuevos,quando creen haber vencido ya á los verdaderos. Se-mejante mezcla de problemas heterogéneos ha influi-do poderosamente en muchas controversias geognósti-cas, y la ciencia se enriquecio con muchas opiniones, pero con pocos hechos. Si es en perjuicio de la Geognosia querer explicarlos grandiosos monumentos del mundo primitivo, an-tes de haber descifrado una sola letra de su escriturasublime, no es menos perniciosa la libertad con quese fingen hipótesis sobre la formacion de las montañasantes de haber estudiado sólidamente su enlace actual.Si se quiere suponer que en los tiempos caóticos obra-ban fuerzas cuya existencia actual ignoramos, debe-mos renunciar al mismo tiempo á todas las conside-raciones cosmogénicas. Es cierto que no se puede ne-gar la posibilidad de haber existido antiguamente ma-terias libres, que en el dia se hallan combinadas, ypor consiguiente ya no pueden obrar como fuerzas.Es posible que estas materias hayan modificado el jue-go de las afinidades compuestas de tal modo, que re-sultasen mezclas que el arte no puede imitar. Peroposibilidades cuyo número puede aumentarse á lo in-finito, no demuestran contra raciocinios fisicos. Mien- |250| tras no se decida si las mismas fuerzas de atraccion yde repulsion, que vemos obrar en el dia en el univer-so, obráron ó no en el mundo primitivo, no debemoscrearnos materias nuevas, cuyo empleo sin duda al-guna es tan cómodo como las causas hiperfísicas. Unfuego que hace entrar en fusion mezclas de tierrasapenas fusibles, y que al mismo tiempo (como en lapizarra porfirina) conserva sin la mas leve alteracionlas impresiones de plantas tiernas, la idea de un fuegosemejante nos lleva á paises desconocidos. Mas valeconfesarnos ignorantes al ver fenómenos cuya explica-cion excede nuestras fuerzas, que explicar causas queno se hallan en el círculo de nuestros conocimientosempíricos. Pero si en las indagaciones cosmogénicas (por con-siguiente en la parte histórica de la Geognosia) llega-mos á admitir una hipótesis fortificada por la analogíade efectos que aun en el dia se pueden observar en lanaturaleza, entonces adquiere nueva fuerza toda laserie de otras causas íntimamente enlazada con aque-lla. Quanto menos seguro es el camino escogido, contanta mayor precaucion se debe formar la serie suce-cesiva de las conclusiones. Las fantasías cosmogénicas,como las del inmortal Franklin, no solamente sonsusceptibles del aparato estético, sino tambien ins-truyen y proporcionan nuevas luces; pero en quan-to á su naturaleza no entran en el territorio de laGeognosia. Es ridículo fingir excavaciones en lo inte-rior del globo terrestre, y llenarlas con fluidos elásti-cos, puesto que las observaciones del péndulo por Maskeline demuestran lo contrario. Las fantasías en-gañan, y son peligrosas quando se presentan como he-chos, y se revisten del trage serio de indagaciones cien-tíficas, como por desgracia ha sucedido tantas veces. |251| Estas ideas preliminares me han parecido necesa-rias para fixar el punto de vista de donde se debenjuzgar las proposiciones siguientes, que contienen unensayo débil de aplicar á la Geognosia los principiosde la Física moderna. Su objeto no es formar una hi-potesis nueva, sino probar que para no ser inconse-qüentes, jamas debemos considerar aislado efecto al-guno, y que toda materia con todas las fuerzas inhe-rentes puede considerarse activa. Ni debo ni me atre-vo á decidir si este método nos guiará á resultadosútiles. Todas las hipótesis geognósticas convienen en quela parte solida de nuestra tierra se halló en ciertotiempo en estado de fluidez. Los monumentos mas in-contrastables del mundo primitivo confirman este gran-de é importante hecho. Menos fácil es determinar sieste estado fue el de un fluido elástico ó el de un lí-quido. Vemos que hay gases que disuelven cuerpossólidos, como el hidrógeno al azufre y arsénico, elazótico al fósforo. Tal vez la tierra caliza, que en tiem-po de lluvias tempestuosas baxa de las regiones su-periores, no se halla contenida en el agua como tal,sino en aquellos mismos gases aeriformes de que elfuego eléctrico forma líquidos. Comprehensible es, yaun analógo á los fenómenos actuales, que las partesconstitutivas de todas las rocas exîstiesen alguna vezen estado gaseoso. Comprehensible el que á este pri-mer estado se haya seguido otro, en que la mayor par-te de aquellos gases se haya unido en gotas. Pero qual-quiera cosa que se establezca sobre este punto, siem-pre será cierta la suposicion de que la masa sólida delglobo se formó por precipitados de líquidos, y quelas materias disueltas se separáron despues de sus di-solventes. |252| ¿Quál pues fue la causa del primer precipitado óde la primera separacion, y quál fue la de la siguien-te, de cuyo orígen vemos caracterizada la época porla posicion? La respuesta á esta pregunta, en quantocorresponde á la primera formacion ó creacion de lascosas, se halla fuera de los límites de los conocimien-tos humanos. Nuestra cosmogenia no debe empezarpor la nada: supone la exîstencia de todas las mate-rias actualmente esparcidas en el universo, y se ocupasolamente de los diversos estados por donde ha pasa-do esta materia hasta recibir su forma y mezcla actual.Todo lo que se halla fuera de estos límites, perteneceá las pretensiones de la filosofía humana. Si suponemos pues (y esto se ha hecho en todaslas obras geognósticas publicadas hasta ahora) la exîs-tencia de un primer precipitado, de una separacionde la fluidez caótica, hallarémos en este mismo pri-mer efecto la causa de todos los posteriores. Al pa-sar el agua al hielo, al endurecerse el yeso, al cris-talizarse la sal comun se excita calor. Siempre queuna materia pasa del estado fluido (sea fluido elás-tico ó líquido) á un estado sólido, se desprende ca-lórico. Este hecho con que se hallan en relacion losfenómenos mas importantes de la atmósfera y de lointerior de los cuerpos animados, queda firme y só-lido de qualquier modo que concibamos la causa delcalor, ya sea con los antiflogísticos atomisticos comouna materia expansiva que penetra los poros de otrasmaterias primitivas, ya sea dinámicamente como mo-dificacion de las fuerzas primitivas de la atraccion yrepulsion. Si sube sensiblemente el termoscopio quando seforman solo algunás lineas cúbicas de hielo; si se ca-lientan notablemente las capas vecinas de agua al se- |253| pararse cristales salinos pequeños: ¿quan subido seráel temperamento, y quan enorme será el calor quedebe resultar quando se precipitan masas enormes dematerias terrestres y camadas inmensas de montañas?No solamente la forma de los fósiles sencillos de quese halla compuesta la mayor parte de las rocas primi-tivas, demuestra orígen cristalino: tambien la vista demontañas enteras prueba que deben su figura primi-tiva, ya muy alterada en el dia, á unas fuerzas atrac-tivas que obraban hácia un punto y desde un puntocomun; que presentan en cierto modo grupos enormesde cristales depositados al rededor de un nucleo. Lapirámide antigua colosal del Dru en la Saboya (mira-da desde el mar Glacial) y la pared de la parte delSur de la Montaña blanca hácia Courmayeux, presen-tan relaciones hácia un punto del mismo modo que lointerior de una colina muy moderna de basalto pris-mático y de pizarra porfirina. Estas formaciones cris-talinas demuestran que los precipitados á quienes de-be el globo terrestre sólido su figura actual, se suce-diéron repentinamente, y que no se hizo el paso delestado fluido al sólido con lentitud y en masas infini-tamente pequeñas, como quando se precipita la platadel ácido nítrico. Así pues precipitados en general, y sobre todoprecipitados de masas grandes de montañas, no pue-den concebirse sin desprendimiento de calor. Este ca-lor pasó á las demas partes de la disolucion, y causóen ella evaporacion, diminucion del menstruo y (co-mo resultado inmediato de la diminucion) precipita-dos nuevos. La formacion pues de la primera capa esla causa de la formacion de la siguiente. No necesita-mos hipótesis nuevas, ni la aproxîmacion de un co-meta para explicar la gran diminucion del agua; por- |254| que el endurecerse una masa de montaña y la exîs-tencia de la evaporacion son ideas inseparables. Quanto mayor era la masa endurecida ó la preci-pitada, tanto mas repentinamente debia sucederla unprecipitado nuevo. Quanto mayor era el número delos precipitados anteriores, tanto mas caliente debiaser en general el resto del menstruo. Digo en gene-ral, pues no solamente es comprehensible, sino tam-bien muy probable que en casos particulares aunen un temperamento elevado se equilibrasen las fuer-zas atractivas químicas de las capas petrosas nueva-mente formadas de tal manera que la formacion ó se-paracion se hizo con mucha lentitud, y que en esteintermedio se enfriaba de nuévo la disolucion. Muchosfenómenos geognósticos parecen demostrar estas épo-cas intermedias. En las montañas primitivas que pre-cipitadas mas temprano, se formáron en un mediomas frio, se percibe una disposicion cristalina mastranquila; pero en las secundarias de orígen posterior,y en cuya formacion tenia el medio ya un tempera-mento mas elevado, se percibe un aspecto mas térreo,como resultado de un acarreo mecánico. Al tiempo deendurecerse las últimas se halló el menstruo ya dema-siado caliente. Era demasiado grande el número de lasfuerzas atractorias que obraban en un mismo tiempo,para que las materias primitivas homogéneas se hu-bieran podido separar con sosiego. Con todo eso ve-mos, aunque pocas veces, en medio de la serie demontañas modernas, capas de disposicion cristalina,roca caliza granujiento-folicular, yeso ó piedra he-dionda en la roca caliza compacta del monte Jura. Ala formacion de estos parece haber precedido aquelreposo, aquel enfriamiento de que hemos hablado. Si observamos en el desprendimiento del calórico |255| una causa de la diversa mezcla de las montañas primi-tivas y secundarias, debió haber sido mucho mas acti-va en la porosidad primitiva de los minerales. Estaporosidad primitiva no debe confundirse con la secun-daria; porque esta última, ya la consideremos como re-sultado de la descomposicion de fósiles sembrados enla masa, ó ya como efectos del fuego, es mucho masmoderna que la época de su formacion misma. La pri-mera es coetánea á la época de la formacion, y debesu exîstencia á las mismas fuerzas químicas y mecáni-cas que obraban al tiempo de endurecerse las monta-ñas. Si suponemos precipitados calientes y producti-vos de un menstruo comun caotico, debe haberseformado (sobre todo si el temperamento fue ya muyelevado) una masa muy considerable de vapores elás-ticos. El menstruo mismo entró pues en una especiede ebullicion, cuyas señales observamos tanto en la for-ma y direccion de las capas de las rocas, como en sugrosor. Siempre que se precipitan masas térreas se es-capan vapores; la masa, todavía blanda, se hincha; seforman ya celdas y agujeros pequeños, ya grandes es-pacios, que llamamos cuevas. Muchas leguas quadra-das en Alemania estan cubiertas de arenisca y de rocacaliza, agujereados en forma de escorias como lavas.En la arenisca de cimento calizo pudo haber obra-do tal vez tambien el ácido carbónico que se escapa-ba, bien que este efecto es local. La formacion masporosa (que es la prueba mas fuerte á favor de la re-ferida hipótesis), y que cubre con tanta abundancia elglobo terrestre, la moderna formacion del trapp, nocontiene apenas un solo fósil combinado con el ácidocarbónico. La masa principal ampollosa, celular, novitrificada como se cree, sino muy térrea de tantosbasaltos y amigdaloides, parece haber sido formada |256| en un menstruo caliente y agitado por el calor. Porlo que á mi toca creo ver efectos de vapores elasti-cos, donde otros geognostas perciben señales de un fuego fundidor y vitrificador. Estas consideraciones hipotéticas sobre el despren-dimiento del calorico, no suponen de antemano laexîstencia de un medio liquido en gotas; el despren-dimiento debio tener lugar aun quando este medio sehallase en su principio en estado elástico gasoso. En todo caso es cierto que el endurecerse las ma-sas de las montañas, ha tenido un influxo muy pode-roso sobre la formacion de la atmósfera. Las materiasorgánicas sepultadas en montañas secundarias, de-muestran la exîstencia de un liquido de agua en quese hiciéron los precipitados, y la analogia que se ob-serva entre las capas petrosas de las montañas secun-darias y primitivas hace muy probable lo mismo paralas últimas. Mientras que el medio adquiria sucesiva-mente un temperamento mas elevado; mientras quelas materias primitivas que se separaban exercian susfuerzas atractorias unas contra otras y contra el me-dio, se descompuso una parte del mismo medio. Conlos vapores que subian se levantáron materias aeri-formes, y la atmosfera logró una mezcla nueva y ca-pas nuevas. Este increménto sucesivo, nada menosque igual en todo el globo terrestre, modificaba porotra parte la facilidad de la evaporacion. Si el mediose hallaba comprimido por capas mas altas y mas den-sas, adquiria, segun las leyes de la Fisica, un tem-peramento mas elevado. La mudanza del disolventefue mas espaciosa; los precipitados se formáron maslentamente, y así se halla en estas proporciones de laatmosfera un nuevo fundamento para ver que la for-macion de las capas petrosas no se ha hecho siempre |257| con una velocidad acelerada, y porque alternan for-maciones mas y menos puras en quanto á la cristali-zacion y masas cristalinas con térreas. Con las materias gaseosas que se lévantáron pasófinalmente tambien una grande masa de calórico á la atmósfera nueva. El medio líquido calentado por lascapas petrosas que se iban endureciendo, comunicó sutemperamento alto á las capas vecinas aereas. Aqui lle-gamos á ciertas relaciones en que busco el calor pri-mitivo ô fundamental de nuestro globo terrestre, yque es independiente de la posicion de un planeta conel sol. Estos fenómenos observados con generalidaddemuestran con evidencia que hubo épocas en el mun-do primitivo en que la creacion de animales y plantasde la zona torrida se extendia tambien sobre la zonatemplada y fria. Helechos y otros vegetales de la par-te del Sur de América, leones, elefantes y rinoceron-tes se hallan en esqueletos y en parages cuya natura-leza prueba que todos estos productos orgánicos nohan sido acarreados, sino sepultados en sus verdade-ras habitaciones. Para explicar este gran fenómeno sesuponia ya una flexîbilidad mas considerable en la or-ganizacion, y una capacidad de aguantar el frio en losanimales del Sur; ya el que iban á perderse en mana-das hácia aquellos paises donde al entrar halláron lamuerte; ya se buscaban astros abrasadores, y final-mente dislocáron la tierra de su sitio. A esta últimaidea atrevida intentáron dar cierta probabilidad pormedio de las observaciones astronómicas sobre la obli-qüidad alterada de la eliptica desde tiempo de Py-theas. Como ha disminuido desde Eratostenes hasta Cassini el ángulo de siete minutos, se creia posibleque antes de muchos millares de años los radios sola-res habian caido sobre la zona fria, del mismo modo |258| que sobre los paises de las palmas. Pero los analíticosmas profundos de nuestro siglo, La Grange y LaPlace, han calculado que las mudanzas de aquellaobliqüidad de la elíptica (como resultado de la gra-vitacion compuesta de los planetas) observa un ciclocuyos límites no pasan nunca de 1° 21′. Mas el Señor Bode ha demostrado muy profundamente, que aunquando el equador se hubiese hallado perpendicular ála elíptica, semejante posicion del exe terrestre hubie-ra sido muy perjudicial á la vegetacion en lugar defavorecerla. Y si nos acordamos del desprendimientodel calórico con que se halla precisamente acompaña-do el endurecimiento de las masas de montañas, que-dan inútiles aquellas suposiciones hipotéticas. Dondede repente se separó una cantidad considerable dematerias solidas, se aumentó el temperamento de lascapas aereas vecinas, tanto baxo el 70° de latitud,como baxo el 20° podia formarse un clima de palmas.Favorecidas por este aumento de calor, mostráron enbreve las fuerzas plásticas de la naturaleza su energíabenéfica. Animales y plantas del Sur se formáron conlozanía, y se hubieran perpetuado con iguales fuerzassi la elevacion del temperamento no hubiera sido detan corta duracion. La altura de las capas aereas y sucalor llegáron sucesivamente al equilibrio deseado, queno habian podido conseguir hasta entonces. Solo en unpequeño espacio favoreció para siempre la situacionalta del sol el desarrollo repentino de las fuerzas or-gánicas; pero hácia los polos se acortó la vida al en-friarse la atmósfera.