Memoria sobre el desprendimiento del calorico, considerado como fenomeno geognostico, por F. A. Humbolt , traducida del aleman por D. C. Herrgen. Anales del Baron de Moll, tom. 3, pag. 1, edicion de 1799. Aunque en nuestros tiempos, y despues que se cultiva cientificamente la ciencia mineralogica se haya separado la Geognosia de la Orictognosia, o conocimiento de los fosiles simples, y se haya reducido por lo mismo aquella a mas estrechos limites; abraza sin embargo dos objetos tan heterogeneos por su naturaleza, como susceptibles de un grado muy diferente de evidencia. Las qüestiones: ?qual es la constitucion actual del globo terrestre? ?de que modo se hallan esparcidas las rocas que forman las montannas? ?a que altura llegan en las diversas zonas? ?quales son las leyes de su posicion y estratificacion? ?quales entre ellas contienen restos de cuerpos organicos? ?indican estos cuerpos la destruccion de una creacion vegetal y animal, o se hallan sus analogos vivientes todavia en paises remotos? Todas estas qüestiones tan importantes tienen por objeto el estado actual e instantaneo de las cosas, y su examen corresponde a la descripcion general de la naturaleza, que comprehende la creacion inanimada y las relaciones de las plantas y de los animales. A otra clase de objetos corresponden las qüestiones siguientes: ?de que modo ha adquirido el globo terrestre su figura actual? ?quando se endurecieron las montannas? ?sus materias primitivas se hallaron disueltas formando liquidos, o se hallaron solamente en mezcla mecanica con el liquido? ?qual fue la influencia del fuego sobre las separaciones y precipitados, y sobre las masas ya endurecidas? ?los lagos se formaron por la caida de los fondos, o excavaron las olas enfurecidas cavidades enormes quando se precipitaron? Estas ultimas qüestiones son historicas. Pertenecen al estado antiguo de las cosas, y su respuesta corresponde a la historia natural. Son tan diversas de las primeras, como heterogeneas las indagaciones sobre la translacion de una planta del Caucaso a la parte occidental de Europa, y sobre la profundidad en que vegeta actualmente. Si atendemos a la multitud de obras geognosticas que hoy tenemos, observaremos que no solamente se han mezclado ambos objetos de la historia natural, y de la descripcion de la naturaleza, sino que tambien se ha cultivado una en perjuicio de la otra. El hombre desde los tiempos mas remotos se ha ocupado mas en pensar sobre el origen y formacion de las cosas, que en examinar con exactitud sus relaciones actuales. De aqui nuestra pobreza en observaciones solidas sobre la estratificacion y posicion de las montannas; sobre su identidad en paises remotos, y sobre sus afinidades geognosticas: de aqui la multitud de hipotesis cosmogenicas y de explicaciones sobre los fenomenos que exeisten unicamente en la imaginacion de los observadores, como la famosa concha en el granito. La ciencia que se ocupa en las relaciones actuales de las montannas de nuestro globo terrestre solido, es en el dia empirica, y susceptible de un grado muy considerable de evidencia. "?Que es basalto y amigdaloides? ?en las montannas altas se hallan sobrepuestas estas substancias inmediatamente al gneiss, granito, o porfido? ?se observa en su estratificacion alguna semejanza con la de las montannas secundarias? ?quales son sus relaciones con la pizarra porfirina, con ciertas formaciones del carbon de piedra y con las camadas arcillosas? ?las separaciones prismaticas del basalto se parecen mas a los porfidos primitivos que a las lavas?" Ninguna de estas questiones debio jamas haber formado el objeto de una disputa geognostica; porque por medio de observaciones tranquilas y continuadas se pueden resolver todas con tanta precision, como la formacion igual o desigual de dos animales muy diversos. Pero esta precision y exactitud desaparece en el momento en que a estas qüestiones se mezclan problemas historicos; porque entonces ya no se pregunta en que se parecen los basaltos del Rhin a la lava del Vesuvio, sino si es homogeneo el origen del basalto y de la lava. Si deben los basaltos su aspecto terreo a la descomposicion, y si se enfriaron dentro del mar, o se hallaron en lo interior de un volcan. En este caso se abre a la fantasia un vasto campo para opiniones, en que los amigos de la controversia se fingen enemigos nuevos, quando creen haber vencido ya a los verdaderos. Semejante mezcla de problemas heterogeneos ha influido poderosamente en muchas controversias geognosticas, y la ciencia se enriquecio con muchas opiniones, pero con pocos hechos. Si es en perjuicio de la Geognosia querer explicar los grandiosos monumentos del mundo primitivo, antes de haber descifrado una sola letra de su escritura sublime, no es menos perniciosa la libertad con que se fingen hipotesis sobre la formacion de las montannas antes de haber estudiado solidamente su enlace actual. Si se quiere suponer que en los tiempos caoticos obraban fuerzas cuya existencia actual ignoramos, debemos renunciar al mismo tiempo a todas las consideraciones cosmogenicas. Es cierto que no se puede negar la posibilidad de haber existido antiguamente materias libres, que en el dia se hallan combinadas, y por consiguiente ya no pueden obrar como fuerzas. Es posible que estas materias hayan modificado el juego de las afinidades compuestas de tal modo, que resultasen mezclas que el arte no puede imitar. Pero posibilidades cuyo numero puede aumentarse a lo infinito, no demuestran contra raciocinios fisicos. Mientras no se decida si las mismas fuerzas de atraccion y de repulsion, que vemos obrar en el dia en el universo, obraron o no en el mundo primitivo, no debemos crearnos materias nuevas, cuyo empleo sin duda alguna es tan comodo como las causas hiperfisicas. Un fuego que hace entrar en fusion mezclas de tierras apenas fusibles, y que al mismo tiempo (como en la pizarra porfirina) conserva sin la mas leve alteracion las impresiones de plantas tiernas, la idea de un fuego semejante nos lleva a paises desconocidos. Mas vale confesarnos ignorantes al ver fenomenos cuya explicacion excede nuestras fuerzas, que explicar causas que no se hallan en el circulo de nuestros conocimientos empiricos. Pero si en las indagaciones cosmogenicas (por consiguiente en la parte historica de la Geognosia) llegamos a admitir una hipotesis fortificada por la analogia de efectos que aun en el dia se pueden observar en la naturaleza, entonces adquiere nueva fuerza toda la serie de otras causas intimamente enlazada con aquella. Quanto menos seguro es el camino escogido, con tanta mayor precaucion se debe formar la serie sucecesiva de las conclusiones. Las fantasias cosmogenicas, como las del inmortal Franklin, no solamente son susceptibles del aparato estetico, sino tambien instruyen y proporcionan nuevas luces; pero en quanto a su naturaleza no entran en el territorio de la Geognosia. Es ridiculo fingir excavaciones en lo interior del globo terrestre, y llenarlas con fluidos elasticos, puesto que las observaciones del pendulo por Maskeline demuestran lo contrario. Las fantasias engannan, y son peligrosas quando se presentan como hechos, y se revisten del trage serio de indagaciones cientificas, como por desgracia ha sucedido tantas veces. Estas ideas preliminares me han parecido necesarias para fixar el punto de vista de donde se deben juzgar las proposiciones siguientes, que contienen un ensayo debil de aplicar a la Geognosia los principios de la Fisica moderna. Su objeto no es formar una hipotesis nueva, sino probar que para no ser inconseqüentes, jamas debemos considerar aislado efecto alguno, y que toda materia con todas las fuerzas inherentes puede considerarse activa. Ni debo ni me atrevo a decidir si este metodo nos guiara a resultados utiles. Todas las hipotesis geognosticas convienen en que la parte solida de nuestra tierra se hallo en cierto tiempo en estado de fluidez. Los monumentos mas incontrastables del mundo primitivo confirman este grande e importante hecho. Menos facil es determinar si este estado fue el de un fluido elastico o el de un liquido. Vemos que hay gases que disuelven cuerpos solidos, como el hidrogeno al azufre y arsenico, el azotico al fosforo. Tal vez la tierra caliza, que en tiempo de lluvias tempestuosas baxa de las regiones superiores, no se halla contenida en el agua como tal, sino en aquellos mismos gases aeriformes de que el fuego electrico forma liquidos. Comprehensible es, y aun analogo a los fenomenos actuales, que las partes constitutivas de todas las rocas exeistiesen alguna vez en estado gaseoso. Comprehensible el que a este primer estado se haya seguido otro, en que la mayor parte de aquellos gases se haya unido en gotas. Pero qualquiera cosa que se establezca sobre este punto, siempre sera cierta la suposicion de que la masa solida del globo se formo por precipitados de liquidos, y que las materias disueltas se separaron despues de sus disolventes. ?Qual pues fue la causa del primer precipitado o de la primera separacion, y qual fue la de la siguiente, de cuyo origen vemos caracterizada la epoca por la posicion? La respuesta a esta pregunta, en quanto corresponde a la primera formacion o creacion de las cosas, se halla fuera de los limites de los conocimientos humanos. Nuestra cosmogenia no debe empezar por la nada: supone la exeistencia de todas las materias actualmente esparcidas en el universo, y se ocupa solamente de los diversos estados por donde ha pasado esta materia hasta recibir su forma y mezcla actual. Todo lo que se halla fuera de estos limites, pertenece a las pretensiones de la filosofia humana. Si suponemos pues (y esto se ha hecho en todas las obras geognosticas publicadas hasta ahora) la exeistencia de un primer precipitado, de una separacion de la fluidez caotica, hallaremos en este mismo primer efecto la causa de todos los posteriores. Al pasar el agua al hielo, al endurecerse el yeso, al cristalizarse la sal comun se excita calor. Siempre que una materia pasa del estado fluido (sea fluido elastico o liquido) a un estado solido, se desprende calorico. Este hecho con que se hallan en relacion los fenomenos mas importantes de la atmosfera y de lo interior de los cuerpos animados, queda firme y solido de qualquier modo que concibamos la causa del calor, ya sea con los antiflogisticos atomisticos como una materia expansiva que penetra los poros de otras materias primitivas, ya sea dinamicamente como modificacion de las fuerzas primitivas de la atraccion y repulsion. Si sube sensiblemente el termoscopio quando se forman solo algunas lineas cubicas de hielo; si se calientan notablemente las capas vecinas de agua al separarse cristales salinos pequennos: ?quan subido sera el temperamento, y quan enorme sera el calor que debe resultar quando se precipitan masas enormes de materias terrestres y camadas inmensas de montannas? No solamente la forma de los fosiles sencillos de que se halla compuesta la mayor parte de las rocas primitivas, demuestra origen cristalino: tambien la vista de montannas enteras prueba que deben su figura primitiva, ya muy alterada en el dia, a unas fuerzas atractivas que obraban hacia un punto y desde un punto comun; que presentan en cierto modo grupos enormes de cristales depositados al rededor de un nucleo. La piramide antigua colosal del Dru en la Saboya (mirada desde el mar Glacial) y la pared de la parte del Sur de la Montanna blanca hacia Courmayeux, presentan relaciones hacia un punto del mismo modo que lo interior de una colina muy moderna de basalto prismatico y de pizarra porfirina. Estas formaciones cristalinas demuestran que los precipitados a quienes debe el globo terrestre solido su figura actual, se sucedieron repentinamente, y que no se hizo el paso del estado fluido al solido con lentitud y en masas infinitamente pequennas, como quando se precipita la plata del acido nitrico. Asi pues precipitados en general, y sobre todo precipitados de masas grandes de montannas, no pueden concebirse sin desprendimiento de calor. Este calor paso a las demas partes de la disolucion, y causo en ella evaporacion, diminucion del menstruo y (como resultado inmediato de la diminucion) precipitados nuevos. La formacion pues de la primera capa es la causa de la formacion de la siguiente. No necesitamos hipotesis nuevas, ni la aproxeimacion de un cometa para explicar la gran diminucion del agua; porque el endurecerse una masa de montanna y la exeistencia de la evaporacion son ideas inseparables. Quanto mayor era la masa endurecida o la precipitada, tanto mas repentinamente debia sucederla un precipitado nuevo. Quanto mayor era el numero de los precipitados anteriores, tanto mas caliente debia ser en general el resto del menstruo. Digo en general, pues no solamente es comprehensible, sino tambien muy probable que en casos particulares aun en un temperamento elevado se equilibrasen las fuerzas atractivas quimicas de las capas petrosas nuevamente formadas de tal manera que la formacion o separacion se hizo con mucha lentitud, y que en este intermedio se enfriaba de nuevo la disolucion. Muchos fenomenos geognosticos parecen demostrar estas epocas intermedias. En las montannas primitivas que precipitadas mas temprano, se formaron en un medio mas frio, se percibe una disposicion cristalina mas tranquila; pero en las secundarias de origen posterior, y en cuya formacion tenia el medio ya un temperamento mas elevado, se percibe un aspecto mas terreo, como resultado de un acarreo mecanico. Al tiempo de endurecerse las ultimas se hallo el menstruo ya demasiado caliente. Era demasiado grande el numero de las fuerzas atractorias que obraban en un mismo tiempo, para que las materias primitivas homogeneas se hubieran podido separar con sosiego. Con todo eso vemos, aunque pocas veces, en medio de la serie de montannas modernas, capas de disposicion cristalina, roca caliza granujiento-folicular, yeso o piedra hedionda en la roca caliza compacta del monte Jura. A la formacion de estos parece haber precedido aquel reposo, aquel enfriamiento de que hemos hablado. Si observamos en el desprendimiento del calorico una causa de la diversa mezcla de las montannas primitivas y secundarias, debio haber sido mucho mas activa en la porosidad primitiva de los minerales. Esta porosidad primitiva no debe confundirse con la secundaria; porque esta ultima, ya la consideremos como resultado de la descomposicion de fosiles sembrados en la masa, o ya como efectos del fuego, es mucho mas moderna que la epoca de su formacion misma. La primera es coetanea a la epoca de la formacion, y debe su exeistencia a las mismas fuerzas quimicas y mecanicas que obraban al tiempo de endurecerse las montannas. Si suponemos precipitados calientes y productivos de un menstruo comun caotico, debe haberse formado (sobre todo si el temperamento fue ya muy elevado) una masa muy considerable de vapores elasticos. El menstruo mismo entro pues en una especie de ebullicion, cuyas sennales observamos tanto en la forma y direccion de las capas de las rocas, como en su grosor. Siempre que se precipitan masas terreas se escapan vapores; la masa, todavia blanda, se hincha; se forman ya celdas y agujeros pequennos, ya grandes espacios, que llamamos cuevas. Muchas leguas quadradas en Alemania estan cubiertas de arenisca y de roca caliza, agujereados en forma de escorias como lavas. En la arenisca de cimento calizo pudo haber obrado tal vez tambien el acido carbonico que se escapaba, bien que este efecto es local. La formacion mas porosa (que es la prueba mas fuerte a favor de la referida hipotesis), y que cubre con tanta abundancia el globo terrestre, la moderna formacion del trapp, no contiene apenas un solo fosil combinado con el acido carbonico. La masa principal ampollosa, celular, no vitrificada como se cree, sino muy terrea de tantos basaltos y amigdaloides, parece haber sido formada en un menstruo caliente y agitado por el calor. Por lo que a mi toca creo ver efectos de vapores elasticos, donde otros geognostas perciben sennales de un fuego fundidor y vitrificador. Estas consideraciones hipoteticas sobre el desprendimiento del calorico, no suponen de antemano la exeistencia de un medio liquido en gotas; el desprendimiento debio tener lugar aun quando este medio se hallase en su principio en estado elastico gasoso. En todo caso es cierto que el endurecerse las masas de las montannas, ha tenido un influxo muy poderoso sobre la formacion de la atmosfera. Las materias organicas sepultadas en montannas secundarias, demuestran la exeistencia de un liquido de agua en que se hicieron los precipitados, y la analogia que se observa entre las capas petrosas de las montannas secundarias y primitivas hace muy probable lo mismo para las ultimas. Mientras que el medio adquiria sucesivamente un temperamento mas elevado; mientras que las materias primitivas que se separaban exercian sus fuerzas atractorias unas contra otras y contra el medio, se descompuso una parte del mismo medio. Con los vapores que subian se levantaron materias aeriformes, y la atmosfera logro una mezcla nueva y capas nuevas. Este incremento sucesivo, nada menos que igual en todo el globo terrestre, modificaba por otra parte la facilidad de la evaporacion. Si el medio se hallaba comprimido por capas mas altas y mas densas, adquiria, segun las leyes de la Fisica, un temperamento mas elevado. La mudanza del disolvente fue mas espaciosa; los precipitados se formaron mas lentamente, y asi se halla en estas proporciones de la atmosfera un nuevo fundamento para ver que la formacion de las capas petrosas no se ha hecho siempre con una velocidad acelerada, y porque alternan formaciones mas y menos puras en quanto a la cristalizacion y masas cristalinas con terreas. Con las materias gaseosas que se levantaron paso finalmente tambien una grande masa de calorico a la atmosfera nueva. El medio liquido calentado por las capas petrosas que se iban endureciendo, comunico su temperamento alto a las capas vecinas aereas. Aqui llegamos a ciertas relaciones en que busco el calor primitivo o fundamental de nuestro globo terrestre, y que es independiente de la posicion de un planeta con el sol. Estos fenomenos observados con generalidad demuestran con evidencia que hubo epocas en el mundo primitivo en que la creacion de animales y plantas de la zona torrida se extendia tambien sobre la zona templada y fria. Helechos y otros vegetales de la parte del Sur de America, leones, elefantes y rinocerontes se hallan en esqueletos y en parages cuya naturaleza prueba que todos estos productos organicos no han sido acarreados, sino sepultados en sus verdaderas habitaciones. Para explicar este gran fenomeno se suponia ya una flexeibilidad mas considerable en la organizacion, y una capacidad de aguantar el frio en los animales del Sur; ya el que iban a perderse en manadas hacia aquellos paises donde al entrar hallaron la muerte; ya se buscaban astros abrasadores, y finalmente dislocaron la tierra de su sitio. A esta ultima idea atrevida intentaron dar cierta probabilidad por medio de las observaciones astronomicas sobre la obliqüidad alterada de la eliptica desde tiempo de Pytheas. Como ha disminuido desde Eratostenes hasta Cassini el angulo de siete minutos, se creia posible que antes de muchos millares de annos los radios solares habian caido sobre la zona fria, del mismo modo que sobre los paises de las palmas. Pero los analiticos mas profundos de nuestro siglo, La Grange y La Place, han calculado que las mudanzas de aquella obliqüidad de la eliptica (como resultado de la gravitacion compuesta de los planetas) observa un ciclo cuyos limites no pasan nunca de 1° 21'. Mas el Sennor Bode ha demostrado muy profundamente, que aun quando el equador se hubiese hallado perpendicular a la eliptica, semejante posicion del exe terrestre hubiera sido muy perjudicial a la vegetacion en lugar de favorecerla. Y si nos acordamos del desprendimiento del calorico con que se halla precisamente acompannado el endurecimiento de las masas de montannas, quedan inutiles aquellas suposiciones hipoteticas. Donde de repente se separo una cantidad considerable de materias solidas, se aumento el temperamento de las capas aereas vecinas, tanto baxo el 70° de latitud, como baxo el 20° podia formarse un clima de palmas. Favorecidas por este aumento de calor, mostraron en breve las fuerzas plasticas de la naturaleza su energia benefica. Animales y plantas del Sur se formaron con lozania, y se hubieran perpetuado con iguales fuerzas si la elevacion del temperamento no hubiera sido de tan corta duracion. La altura de las capas aereas y su calor llegaron sucesivamente al equilibrio deseado, que no habian podido conseguir hasta entonces. Solo en un pequenno espacio favorecio para siempre la situacion alta del sol el desarrollo repentino de las fuerzas organicas; pero hacia los polos se acorto la vida al enfriarse la atmosfera.