Sobre las cartas mas antiguas del Nuevo Continente y el nombre “América”, por Alejandro de Humboldt. NUESTRO afan de constante inquisicion de cuanto pertenece y dice á los estudios que nos son mas favoritos, nos hizo buscar desde que por el Sr. Poey (D. Andres) tuvimos noticia de el, el siguiente escrito del sabio Baron de Humboldt, cuyo nombre hace medio siglo muy cumplido que está unido al de la geografia de esta parte del Mundo. En esta disposicion un respetable amigo nuestro, cuyo celo por la propagacion de las luces basta para designarle, recibió directamente de Alemania el trabajo que buscabamos y que sirve como de introduccion á la vida y viajes del caballero Martin Behaim, obra que ha dado á luz con lujosa impresion y en aleman el profesor Ghillany . No teniamos conocimientos en ese idioma bastantes para ensayar la traduccion de la memoria de Humboldt, pero contamos con la buena amistad del jóven D. Antonio Angulo, que se hizo cargo en efecto de tan ímprobo trabajo, que de este modo podemos insertar en nuestra ”Revista”, viéndonos forzados á faltar á la promesa que hicimos á la modestia del traductor de no publicar su nombre. J. de J. Q. G. Se titula “Historia del navegante caballero Martin Behaim (Geschichte des Seefahrers Ritter Martin Behaim) por el Dr. F. W. Ghillany.—Nuremberga, 1853. El vivo interes que en mí ha excitado el importante trabajo que con tan fina crítica ha desempeñado el profesor Ghillany sobre los globos terrestres de Martin Behaim y Juan Schöner, ha debido naturalmente llevarme á las investigaciones que sobre los mismos Behaim y Schöner he dado á luz en mi “Examen critique de l’ Hıstoire de la Geographie du Nouveau Continent au 15me et 16me siècles (terminé 1853)” t. 1°. p. 256–308; t. 2°. p. 26 y t. 5°. p. 170. Tengo un placer al presentar aqui al público los resultados cronológicos, que en la tercera seccion todavía inédita, debian completar la última parte de mi obra. Cito siempre como autoridad la obra original francesa (la edicion en 8°. que apareció por primera vez tres años despues de la edicion en fólio), y no la traduccion alemana que no reconozco y en que absolutamente falta el mapa-mundi de Juan de la Cosa (anterior 6 años á la muerte de Colon) descubierto por mí en 1832. Todas las investigaciones sobre las mas antiguas cartas deben empezar por supuesto con las ediciones de la Geografía de Ptolomeo, por la costumbre introducida desde 1482 (edicion de Nicolas Donis) y 1486 (opera ac expensis Justi de Albano de Venetiis) de añadir cartas mas recientes á las antiguas de Agathodaemon. La mas vasta y completa coleccion de las ediciones del Ptolomeo es la del distinguido Baron Walckenaer en Paris; cuenta mas de 30 ediciones, de las que hay algunas repetidas en varios años aunque de la misma impresion, conteniendo muchas mas de las que presenta la Comentatio critico-litteraria de Claudii Ptolomei Geographia publicada por Raidel en 1737. Durante muchos meses me he ocupado de examinar la coleccion de Walckenaer, y mis trabajos han sido completados por su sabio poseedor. La editio princeps de Ptolomeo es la edicion boloñesa de Domingo de Lapis, que por errata lleva en el titulo el año 1462, habiendo demostrado empero De Bure (Bibliographie instructive 1768, t. 1°. p. 32–45) y Bartolomeo Gamba (Osservazioni sulla Geografia di Tolomeo; Bassano 1796 p. 132) con muy buenos fundamentos que pertenece al año posterior de 1472. Las ediciones de Ptolomeo que despues siguieron, la de 1475 (por Jacobus Angelus de Vicenza), la de 1478 (auctore Arnaldo Buckinck, e Germania, impresa en Roma); la de 1482 (por Nicolaus Donis, dos ediciones de Roma y de Ulma), la de 1486 (por Justus de Albano de Venetiis, impresa en Ulma); la de 1490 (Roma, publicada por el veneciano Bernardino de Vitalibus, y Evangelista natural de Brescia) contienen á la verdad muchas veces cartas modernas, pero nada de lo tocante al nuevo Mundo. La parte meridional de este mismo y las Antillas se nos presentan por primera vez en una lámina (sin el nombre de América) de la edicion romana del Ptolomeo de 1508, correcta a Marco Beneventano et Joanne Cotta Veronensi. Pero ántes de hablar de esta edicion en que se encuentra el mapa-mundi de Juan Ruysch, debemos mencionar la mas antigna carta dibujada que conocemos. Es esta la carta general dibujada el año 1500 en el Puerto de Santa Maria por el gran marino Juan de la Cosa (á veces simplemente llamado Juan Vizcaino) que acababa de llegar de su viaje con Alonso de Ojeda y Américo Vespucio, viaje que solo duró desde el 20 de Mayo de 1499 hasta mediados de Junio de 1500 y se extendió sin embargo por la costa oriental de la América del Sud hasta el tercer grado de lat. N. De la mencionada carta de Cosa, la mas importante sin duda para la primera historia de la geografia del Nuevo Mundo solo se conoce hasta ahora un ejemplar que se encuentra en la preciosa biblioteca del Baron Walckenaer en Paris, y que en su parte principal he hecho grabar en tres hojas por vez primera. Todos la tenian por un mapa-mundi portugues de antigüedad enteramente desconocida, hasta que yo durante el cólera del año de 1832 despues de diligentes trabajos descubri estas palabras: Juan de la Cosa la fizo en el puerto de Santa María en año de 1500. Esta inscripcion se encuentra junto á una figura de color que representa al gran Cristóbal llevando al niño Jesus por medio del mar con el globo del mundo en la mano derecha;—ingeniosa alusion al nombre Cristóbal Colon y á la esperanza de la propagacion del cristianismo que le hacia concebir su descubrimiento de la Tierra Firme de la América meridional (1°. de Agosto de 1498). Juan de la Cosa, autor del mapa, habia sido compañero de Colon en su segundo viaje (25 de Setiembre 1493 hasta el 11 de Junio de 1496), y de 1493 á 1509 tomó parte en 5 grandes expediciones, de las cuales dos dirigió él mismo. (Exam. crit., t. 5°. p. 163). Por una declaracion de Bernardo de Ibarra, que se encuentra en el proceso del fisco español contra D. Diego Colon sobre el mérito del primer descubrimiento, sabemos que “Cristóbal Colon (llamado simplemente el Almirante como Hernan Cortés, el Marques) se quejaba de que Juan de la Cosa sostenia que sabia mas que el mismo Almirante. Cosa, hombre hábil, andaba diciendo que sabia mas que él. Tambien Pedro Martyr de Anglería habla con grande estimacion de Juan de la Cosa, y dice que habiendo ido una vez el año de 1514 á consultar al Arzobispo de Búrgos Juan de Fonseca sobre el conjunto de las costas nuevamente descubiertas, encontró en su gabinete las escelentes cartas hidrográficas de Juan de la Cosa, de Andres de Moráles de Triana, y una portuguesa, segun se cree, del muy entendido Américo Vespucio que en su viaje habia cruzado la línea ecuatorial. Exam. crit. t. 4°. p. 130. El mapa-mundi de Juan de la Cosa representa en una configuracion medianamente exacta aunque demasiado al N., las Antillas mayores y menores, la costa setentrional de la América del Sud (desde la Boca del Dragon, hasta el cabo de la Vela y el monte Santa Eufemia, que forma la pendiente oriental de la Sierra de Santa Marta llamada entónces Sierras nevadas de Citarma), y tambien la costa oriental de la América meridional, en que se señalan la embocadura del Orinoco (rio de la Posesion y Mar dulce) la del rio Amazonas (Costa Plaida) y el promontorio de S. Agustin (lat. S. 8° 19′) Junto á este promontorio, algo hácia el S. donde está el nombre Puerto Hermoso, se menciona como descubridor en el año de 1499 á Vicente Yáñez Pinzon. Los primeros nombres del cabo S. Agustin fueron Rostro Hermoso, cabo Santa María de la Consolacion y cabo Santa Cruz (Exam. crit. t. 1°. p. 314– 316). Una linea de costas que corre desde el cabo de la Vela hasta el extremo mas setentrional sin nombre alguno, une á Venezuela con el Labrador por medio de tierra firme. Creemos reconocer la embocadura del rio Magdalena ó del Arato, pero nada hay que demuestre algun conocimiento de la configuracion del espacio comprendido desde el puerto de Mosquitos y el extremo occidental del istmo de Panamá hasta Honduras , espacio descubierto por Cristóbal Colon en su cuarto y último viaje (de Mayo de 1502 á Noviembre de 1504); nada se encuentra tampoco sobre la configuracion del golfo de Méjico, en que navegó Cortés por vez primera en 1519 aunque la existencia de la costa del mismo Méjico, era conocida desde muy temprano por los aborígenes de Cuba; ni está delineado especialmente el litoral de los actuales Estados-Unidos de América, aunqué Sebastian Cabot en su segundo viaje por cuenta de Inglaterra, habia ya navegado en el verano del año de 1498 por toda la costa que se extiende desde el paralelo 67 [Formel] ° y la tierra de Bacalaos, hasta la punta de Florida enfrente á Cuba. (Pedro Mártyr de Anglería, Decad, 3°. lib. 6. p. 267 y Biddle, Memoir of Sebastian Cabot p. 34). En las regiones setentrionales en una mar descubierta por ingleses, al N. E. de la isla de Cuba, presenta el mapa de Juan de la Cosa, marcados con muchos nombres, los descubrimientos de los viajeros ingleses sobre una costa que corre exactamente de E. á O. bajo el paralelo 53° de latitud, si tomamos por escala la distancia que da Cosa entre el trópico setentrional y el Ecuador. El pedazo de costa representado en esta direccion oriento-occidental, corresponde probablemente á la que limita por el N. el golfo de S. Lorenzo, enfrente de la isla actualmente llamada de Anticoste. La isla Verde al N. E. del cabo de Inglaterra puede muy bien ser la de Terranova, pero no la Groenlandia. La costa que de repente se dirije al N. está dibujada solamente hasta el grado 72 [Formel] de latitud, y avanza tanto hácia el E. que abraza la isla de Frislandia de los hermanos Zeni y Tille, (Thule de Ptolomeo, probablemente Islandia. Exam. crit. 2°. p. 113–116). La imágen del gran Cristòbal con el niño Jesus cubre esta parte, interrumpiendo así espaciosamente la configuracion del litoral. Ningun testimonio original se encuentra en el mapa de Juan de la Cosa del primer descubrimiento de la tierra firme de América por Juan y Sebastian Cabot, que saliendo de Bristoll llegaron á la costa del Labrador entre los 56 y 58 grados de latitud, el 24 de Junio de 1497 (por consiguiente trece meses completos despues del descubrimiento de la tierra firme de la América meridional por Colon, en la parte oriental de la provincia de Cumaná, en punta Redonda; Exam. crit. t. 1°. p. 309). El punto á que arribaron los Cabots fué designado siempre por ellos con el nombre de Prima vista (terra primúm visa), y la isla que está enfrente con el de S. Juan. En el mapa de Juan de la Cosa, entre los descubrimientos atribuidos á los ingleses (es decir á los Cabots) encuentro solamente las palabras Cabo de San Juan junto a una gran Isla de la Trinidad, casi tres grados mas al S. de lo que corresponde á los datos de Cabot, si es dado tener confianza en los de Juan de la Cosa sobre latitudes. Llegamos al punto en que debemos recordar que los llamados descubrimientos de la tierra firme de la América setentrional por Sebastian Cabot, y del continente Sud americano por Cristóbal Colon, deberian tan solo llamarse nuevos ó segundos descubrimientos del Nuevo Continente puesto que unos 500 años ántes, poco mas ó ménos, por el año de 1000 encontró Leif, hijo de Erick el rojo, la tierra firme del estado de Massachussets, que pertenecia á las costas de Winlandia (como llamaban los escandinavos americanos no á Terranova sino á la costa comprendida entre Bóston y Nueva-York. Segun las mas antiguas tradiciones y el libro de registros de Islandia (Landaramabuche, libro del Landaraman), las costas meridionales entre la Florida y Virginia eran conocidas con los nombres de Tierra de los hombres sabios ó Isla Grande. Entre Groenlandia y Nueva Escocia (Maryland) existieron relaciones hasta 1347, y entre Groenlandia y Bérgen en Noruega hasta 1484, es decir hasta 7 años despues de la época en que Colon visitó la Islandia (Cosmos t. 2°. pág. 269–277 y 457‗461). A la carta de Juan de la Cosa pertenece pues la precedencia , aun cuando en Italia se hubiese hallado, como seria muy de desear, una carta de los primeros descubrimientos, que dibujó Bartolomé Colon y que despues anduvo en manos del cosmógrafo veneciano Alejandro Zorzi, editor y colector (raccogglitore) del Mondo novo (de la Racolta Vicentina de 1507); porqué esta misma carta hasta ahora perdida para nosotros, era del año 1505, es decir, cinco años posterior á la de Cosa (Exam. crit. t. 4°. p. 80). De la misma manera hemos perdido las cartas siguientes: la de la Isla de Trinidad y de la costa de Paria, trazadas por Cristóbal Colon en 1498, de las cuales se hace mencion en el famoso pleito contra sus herederos (Exam. crit. t. 1°. p. 188); la carta de los descubrimientos de Américo Vespucio, que se queja Trithemio (Abate benedictino de Tuttenheim) de no haber podido comprar por ser muy cara (Exam. crit. t. 1°. p. 87 y t. 4°. p. 141); la carta de marear, que, segun escribe Angelo Trivigiano con fecha del 21 de Agosto de 1501, habia mandado hacer Colon para èl su gran amigo á Domingo Malpiero en el puerto de Palos; cuya carta representaba todas las tierras descubiertas hasta entónces en el Occidente (Exám. crit. t. 4°. p. 71). El escudo de armas que despues de su primer viaje dieron á Cristóbal Colon, como Almirante (para sublimar su persona) Fernando é Isabel el 20 de Mayo de 1493, contiene tambien una pequeña carta de marear, en que se vé un pequeño grupo de islas en un golfo, que, como dice Oviedo, estaba formado por una tierra firme de las Indias. Sobre la carta fundada en simples conjeturas de que se sirvió Colon para su descubrimiento, y atribuida sin razon á Toscanelli v. Exam. crit. t. 1°. p. 239-254 —Fué poseida por Las Casas. Hist. general M.S:S., lib. 1°. cap. 12. Aun la isla de Cuba fué considerada al principio como tierra firme, y Colon en su segundo viaje, el 12 de Junio de 1497, hizo que 80 de sus compañeros confirmasen en un documento esta creencia como si fuera una verdad indisputable . Juan de la Cosa (maestro de hacer cartas) fué uno de los testigos. (Exam. crit. t. 4°. p. 239). En la Historia general de las Indias de Bartolomé de las Casas, que he estudiado prolijamente, hay un pasaje que dice: “Colon murió ántes que supiera de que Cuba fuese Isla. Lib. 2°. cap. 38. (Continuará.) Sobre las cartas mas antiguas del Nuevo Continente y el nombre “América”, por Alejandro de Humboldt. (CONTINUA.) PARA concluir esta noticia sobre las cartas mas antiguas del Nuevo Mundo hasta ahora descubiertas agregaré que hasta mi publicacion en el año de 1832 de la carta de Juan de la Cosa, encontrada en la biblioteca del baron Walkenaer en Paris, eran tenidas por las mas antiguas dos de 1527 y 1529 conservadas en la biblioteca militar de Weimar. Estas últimas son 21 años la primera, y 23 la segunda posteriores al de la muerte de Colon y se distinguen esencialmente una de otra, aunque Sprengel en su traduccion alemana de la “Historia del Nuevo Mundo por Muñoz” (parte 1a. p. 429), las considera equivocadamente idénticas. Ambas demuestran la riqueza de los materiales en ellas empleados, pues en la configuracion del Norte y Sud-América, así como en la union de dichas partes por el istmo de Panamá, se asemejan mucho en lo general á nuestras cartas modernas. La del año 1527 procede de la biblioteca de Ebner en Nuremberg: el mismo Ebner creia que ántes habia estado en la biblioteca colombiana de Sevilla, fundada por Fernando Colon, el sabio hijo del Almirante. Muchos años despues de haber hecho yo el descubrimiento y la descripcion del mapa-mundi de Juan de la Cosa, lo publicó completamente mi amigo D. Ramon de la Sagra. En Weimar he tenido muchas veces ocasion de examinar prolijamente la ya mencionada carta de 1527. Encuéntrase citada por Murr en su Memorabilia. Bibl. Norimb. II. p. 97, y exactamente escrita por el baron de Lindenau en la Correspondencia mensual de Zach (Octubre 1810). Su titulo entero dice así: Carta universal en que se contiene todo lo que del Mundo se ha descubierto hasta ahora, hízola un Cosmógrapho de S. M. MDXXVII. En la otra carta se nombra claramente el cosmógrafo que la compuso: Diego Ribero, Cosmógrapho de S. M. y (desde 1523) maestre de hacer Cartas, Astrolabios y otros instrumentos; el cual nunca estuvo en América, pero asistió con D. Fernando Colon, hijo segundo del gran Almirante, con Sebastian Cabot y Juan Vespucio, sobrino de Américo, al afamado congreso geográfico‒ astronómico del puente de Caya (entre Badajoz y Yèlves); congreso en que se fijaron los grados de longitud que habian de servir de límite territorial entre las coronas de España y Portugal, en las tierras últimamente descubiertas (Exam. crit. t. 2°. p. 180–186). En la carta anónima de 1527 están indicadas las costas del mar del Sud solamente en el golfo de Panamá, y nada se vé en ella del litoral del Chocó ni del de Quito; miéntras que en la de Ribero (1529) se reconocen claramente las costas del mar meridional, desde Panamá hasta el décimo grado de latitud Sud. Si bien es verdad que ocho años despues del descubrimiento de América por Cristóbal Colon, nos presenta ya la carta de Juan de la Cosa un bosquejo general de las Antillas, de una gran parte de la América del Sud y de los descubrimientos setentrionales de los Cabot; sin embargo tuvieron que transcurrir otros ocho años para que apareciera una parte del nuevo continente grabada en colores en la Geografia de Ptolomeo, ya de tiempo atras enriquecida con cartas modernas de los paises europeos. Nada de esto, como arriba dejamos mencionado, se encuentra en la edicion romana de 1507 publicada por Bernardino de Vitalibus y Evangelista de Brescia. En una carta general de Juan Ruysch (Germanus) que se halla en la edicion romana del Ptolomeo de 1508, aparece por primera vez parte del nuevo continente, á saber: Cuba, anonima y no del todo circunnavegada todavía; Haití, las Antillas menores y una porcion considerable de la América del Sud (con el nombre de Terra Sanctœ crucis sive Mundus Novus) hasta los 40° de latitud meridional. El texto de la mencionada edicion del Ptolomeo léjos de diferenciarse del de la de 1507, parece una simple reimpresion, que lleva de añadidura un privilegio papal de 1506. (Sobre esta importante carta de 1508 véase á Walkenaer en sus Recherches géographiques sur l’ interneur de l’ Afrique septentrionale, p. 186 y tambien en su Biographie universelle, T. 6°. p. 207). El título de la carta es: Universalior cogniti Orbis Tabula ex recentibus confecta observationibus. Nada presenta de la América del Norte, porque se considera á Terranova (Bacalauras) y á Groenlandia (Gruentlandia) como la parte N. E. del Asia, aquella parte en que se encuentran el “Desertum Lob y Judœi inclusi” en el círculo polar; y tambien Gog y Magog, Karocoan (la capital Mongólica de Karacorum) y el Tíbet. En las Bergi extremis del Asia, se expresa una congetura sobre la posicion del polo magnético en estos términos: “que la brújula dejaba de señalar.” Es decir, Tierra del Bacalao. Otra observacion dice que la isla de Haití (Española) era el reino dorado de Zipango (Sipangus) de Marco Polo, el cual habia sido omitido á causa de esta identidad. Los límites occidentales de lá parte de la América del Sud (Terra Sanctæ Crucis) presentada en dicho mapa no están absolutamente indicados ni tampoco las costas del mar del S. La costa oriental tiene muchos lugares con nombres, de los cuales los mas meridionales son Rio de S. Vicente y Rio de Cananor (lat. aust. 32 33°). Mas adelante mostrarémos qué interes ha dado á estos nombres por el globo de Shöner del año 1520 descrito por el profesor Ghillany. Lo que se vé de la América del Sud en la carta de Juan Ruysch (1508), de la cual he insertado un fragmento que representa la América y la porcion oriental del Asia en la quinta parte de mi Examen critique de la Geographie du Nouveau Continent, está muy léjos de tener una forma piramidal y de terminar en ángulo agudo. La costa anónima que se estiende desde el rio de Cananor hasta el grado 40 de latitud meridional, corre de N. á S. Es muy notable que en la edicion del Ptolomeo de 1508 (impresa por Evangelista Tosino y arreglada, ó mejor dicho comentada por Marco de Benevento y Juan Costa) se afirma dos veces claramente, que los portugueses en sus viages habian llegado hasta el grado 50 de latitud meridional, sin encontrar la estremidad de la tierra. “Nautæ Lusitani partem hanc terræ (Sanctæ Crucis) observarunt, et usque ad elevationem poli antarctici 50 graduum pervenerunt; non dum tamen ad ejus finem austrinum. Terræ Sanctæ Crucis (añade Marco Beneventano en el capítulo XIV de su “Novi Orbis descriptio” á la precedente observacion de Ruysch inserta en su misma carta), decrescit (es decir, estrechamiento) usque ad latitudinem 37° austr., quamque Archiploi usque ad latitud 50° aust. navigaverint, ut ferunt; quam reliquam portionem descriptam non reperi. Segun esto se habia llegado hasta 2 [Formel] ° al N. del estrecho de Magállanes, y resulta claro que ó Ruysch se habia fundado en el aserto de Vespucio, de que en su tercer viaje (1501 y 1502) saliendo del cabo S. Agustin habia llegado hasta el grado 50 ó 52 de lat. S., siempre en alta mar; (Exam. crit. t. 4°. p. 121 y t. 5°. p. 20) ó bien que entre 1500 y 1508 verificaron los portugueses expediciones secretas, cuyas épocas y gefes determinados ignoramos. (Exam. crit. t. 5°. p. 5–9). Este trabajo de Marco Bener está comprendido en el Ptolomeo de 1508 [Exam. crit. t. 2°. pag. 7]. La cronología de los descubrimientos de los españoles en la América del Sud, es la única que conocemos exactamente. Despues que Cristóbal Colon en 1°. de Agosto de 1498 descubrió la costa N. E. de la provincia de Cumaná, no la parte montañosa de Paria, sino la de Punta Redonda, cerca del Caño Macareo , como la primera tierra-firme de América, hallada desde los Escandinavos, llegó Alonso de Ojeda (con Juan de la Cosa y Américo Vespucio) en 1499 hasta el tercer grado de latitud setentrional; Vicente Yáñez Pinzon en el año de 1500, hasta el promontorio de S. Agustin, 8° 20′ lat. Sud; y pocas semanas despues arribó á este mismo punto Diego de Lepe, el cual notó que la costa N. E. desde el cabo de San Agustin, corria hácia el S. O., observacion que no ha carecido de importancia para las conjeturas sobre la forma piramidal de la América del Sud. Humboldt (Rel. Hist. t. 2. ° p. 702, Exam. crit. t. 1. ° p. 309). Sabido es, como ya hemos observado, que el descubrimiento de la costa del Labrador por Cabot el 24 de Junio de 1497, es mas antiguo que el de continente sud-americano. Sin saber nada sobre Vicente Yáñez Pinzon, ni Lepe, Pedro Alvarez Cabral, enviado por D. Manuel, rey de Portugal, para navegar hácia Calcuta por la vía que descubrió Vasco de Gama, tocó casualmente el 24 de Abril de 1500 en la costa de Brasil á los 10° de lat. S., solamente 35 millas geográficas mas al S. del promontorio de S. Agustin, entre el actual Puerto Frances y la embocadura del rio San Francisco. Para evitar las calmas del golfo de Guinea, y los vientos del S. O., que soplan entre los cabos de Pálmas y López, Cabral, haciendo rumbo hácia el cabo de Buena Esperanza, habia cruzado el Ecuador muy al O., y por esto, como lo demuestran claramente los mapas de las corrientes de Rennell, fué desviado por la corriente media ecuatorial y vino á parar á la temible corriente brasileña. Por una carta del rey D. Manuel á Fernando el Católico (29 de Julio de 1501), sabemos que se consideraba entónces la tierra nuevamente descubierta por Cabral, como una isla separada, sin ninguna relacion con las costas de Paria, descubiertas por Colon; pero al mismo tiempo se tenia su posicion por muy importante para el viaje á las Indias Orientales. He aquí algunas palabras de la carta: “La cual tierra pareció que milagrosamente quiso Nuestro Señor que se hallase, porqué es muy conveniente y necesaria para la navegacion de la India; porqué allí Pedro Alvarez (Cabral) reposó sus navíos, y tomó agua”. (Continuará.) Sobre las cartas mas antiguas del Nuevo Continente y el nombre “América”, por Alejandro de Humboldt. (CONTINUA.) SIGUIO Cabral desde el punto de su desembarco hasta el grado 16 [Formel] de lat. S. á lo largo de la costa del Brasil (casi hasta Puerto Seguro), y se dirigió en seguida, favorecido por la Southern Connecting Current de Rennell, al E.S.E. hácia el banco de Lagullas, junto al cabo de Buena Esperanza. La siguiente expedicion española fué la de Vicente Yáñez Pinzon y Juan Díaz de Solis, la cual visitó las costas que se extienden desde el promontorio de S. Agustin hasta el Rio Colorado, es decir, hasta el grado 40 de latitud S. Es la misma que salió de San Lúcar el 29 de Junio de 1508, cuando ya habian aparecido en Roma en la edicion del Ptolomeo arriba mencionada, el mapamundi de Ruysch, y el Comentario de Marco de Benevento, en los que se habla de “descubrimientos portugueses hasta el grado 50 de lat. meridional” (Exam. crit. t. 1°., pág. 315–322). En el segundo viaje, en que murió Juan Diaz de Solís, se llegó el año de 1515 muy poco mas allá de la embocadura del rio de la Plata (Mar Dulce, rio de Solis) reconocida entónces por primera vez, pues en dicho viaje apénas se pasó del grado 35 de latitud meridional. Por primera vez en la expedicion de Magallánes llegó el capitan Juan Serrano al grado 50 de lat. S., mencionado en la carta de Juan Ruysch de 1508, entrando en la embocadura del rio Sta. Cruz (lat. austral 50° 18′) en Octubre de 1520 (Exam. crit., t. 2°., pág. 23). Finalmente en la expedicion de Fr. García de Loaysa, 5 años posterior á la de Juan Serrano, encontró Francisco de Hoces, que mandaba la carabela S. Lesmes, el año de 1526, lo que él llama el extremo meridional del continente americano (acabamiento de tierra); extremo, que, segun sus observaciones, se hallaba á los 55° de lat. S. (Exam. crit. t. V. pág. 254). El cabo de Hornos, peñasco de una blenda córnea y pizarrosa, es el extremo mas meridional de una pequeña Isla y está situado á los 55° 58′ 41″ de lat. S. Comunmente se atribuye el descubrimiento del cabo de Hornos á Sir Francis Drake, cuando volvia del O. en 1518. —Drake llamó á este promontorio cabo do la isla Isabel. Le Mairo, de quien viene el nombre de cabo de Hornos, se lo dió 38 años mas tarde, porque él habia salido en su buque [Endragt] de la ciudad de Hornos, en Zuiderzea, patria de Schouten (Fleurieu en el Voyage de Marchand, t. 3°., pág. 254 y 271. La edicion romana del Ptolomeo de 1508 contiene, como ya hemos observado, las primeras cartas gravadas de partes del Nuevo Continente, aunque sin el nombre de América. Este nombre no aparece en ninguna edicion del Ptolomeo del año 1522; pero si se encuentra, como pronto indicarémos: en el Ilacomylus del año 1507; en la obra anónima de Strasburgo (Globus mundi declaratio) de 1509; en el comentario de Vadiano á Pomponio Mela de 1512, y por fin en 1520 en el mapa-mundi de Pedro Apiano, que acompaña á la edicion de Solino por Camers. ¿Cuál es el orígen del nombre América? ¿Quién lo ha dado? Cristóbal Colon murió en Valladolid el 20 de Mayo de 1506, y un año despues, en una obra titulada: “Cosmographiæ indroductio cum quibus dam Geometriæ ac Astronomiæ principiis, ad eam rem necessariis: in super quatuor Americi Vespucii navigationes,” aparece por primera vez la proposicion, basada en un simple error, de dar á la parte del mundo nuevamente descubierta el nombre de Americi terra vel America, “en honor de su descubridor Vespucio.” Dicha obra se imprimió sin nombre de autor, en los Vosgos, en la pequeña villa de Lorena, llamada Saint-Diè (Diey), situada sobre el Meurthe. A esta primera edicion de Mayo de 1507, dedicada al Emperador Maximiliano, en nombre del Colegio de Saint-Diè, siguió otra en Strasburgo en 1509 en que el autor firma en el prólogo Ex sancti Deodati oppido, con el nombre de Martinus Ilucomylus; y dos mas aparecieron despues en Venecia en 1535 y 1554. Apesar de tantas reimpresiones, este libro que manifiesta el verdadero y primitivo orígen del nombre América, ha llegado á escasear tanto, que en Paris, en 1832, solo existia un ejemplar, y no por cierto en la Biblioteca Real, (Exam. crit. t. 4°. pág. 104), al paso que Robertson y aun Muñoz ignoraron su existencia. El mas profundo investigador de los descubrimientos geográficos en el Nuevo Continente, Navarrete, tiene la Oppidum Divi Deodati por la ciudad de Tata ó Dotis, en Hungría, y por húngaro al mismo Hilacomylus (se escribe, ya con h, ya sin ella). Mis observaciones han demostrado de un modo incontestable, que Hilacomylus era aleman, profesor de geografia en el colegio de Saint-Diè, y natural de Freiburg en el Breisgau. Su nombre era Martin Waldseemüller (ó Waltzemüller). Poco ántes de 1507 habia establecido una librería en el mismo Saint-Diè; fué íntimo amigo del Pater Reisch, prior de los Cartujos de Freiburg, autor de la obra enciclopédica Margarita filosófica, y tambien del afamado filólogo Matías Philesius (Ringmann); trabajó á la vez en los manuscritos del Ptolomeo, y en la relacion de viages que Américo Vespucio dirigió al gran protector de la Geografia, el duque Renato II de Lorena, conde de Provenza (nieto de Renato I de Anjou), y con pretensiones por esto al doble título de las soberanías de Sicilia y Jerusalen. A la munificencia de este principe se debe la hermosa edicion del Ptolomeo hecha en Strasburgo en 1513, que, como en ella se expresa, fué empezada seis años ántes en los Vosgos de Lorena (Lotharingiæ terræ latebris, Vosagi rupibus). (Exam. crit. t. 4°. pág. 109). En dicho Ptolomeo de 1513 se encuentra, á causa del influjo real que presidió á su formacion entre las regiones extra Ptolomeum, una carta de Lotharingia vastum regnum. Las cartas del Ptolomeo de 1522, publicado en Strasburgo (por Juan Grüninger), son todas como dice expresamente Frisio, de manos de Ilacomylus (sunt tabulæ a novo a Martino Ilacomylo piè defuneto constructæ). Exam. crit. t. 4°. pág. 115. Las investigaciones que á instancias mias se emprendieron en los archivos de la Universidad de Freiburg, en el Breisgau, han dado por fin un feliz resultado, pues en 1836, el profesor bibliotecario Schreiber encontró en las bien preservadas matrículas del siglo XV, las siguientes palabras que yo he hecho litografiar. “Martinus Waltzemüller, de Friburgo, Constantiensis dyœcesiis, fué inscrito como estudiante bajo el rectorado de Conrado Knolt de Grüningen, el 7 de Diciembre de 1490.” Ya Ortelio en el Theatrum Orbis terrarum de 1570, habia expresado la sospecha “de que el geógrafo Martinus Ilacomylus, de Friburgo, autor de una carta de Europa, y Martin Waltsemüller, autor de una carta general (tabula navigatoria ó marina) eran una misma é idéntica persona”. La averiguacion final de las circunstancias personales del hombre que propuso dar el nombre de América á la parte del mundo nuevamente descubierta y la segura determinacion del año (1507) en que nació este nombre geográfico, son tanto mas importantes, cuanto que contradicen la sospecha, escitada primero por Schöner (1533), y esparcida mas tarde por Solórzano, Herrera, y por Fr. Pedro Simon, en las Noticias históricas de las conquistas; sospecha que consistia en creer que Américo Vespucio, en las cartas que, como piloto mayor hizo dibujar en Sevilla, habia dado á las nuevas costas el nombre de América. Vespucio fué nombrado piloto mayor el 22 de Marzo de 1508, es decir, un año despues que aparecieron en Lorena las “Quatuor Navigationes” (traducidos de Vulgari Gallico in Latinum) (Exám. crit. t. 4°. p. 157, y t. 5°. p. 167, 173, 206 y 207). Ni Colon ni Vespucio tuvieron nunca el pensamiento de haber descubierto una nueva parte del mundo, puesto que ámbos murieron en la firme creencia de haber encontrado una porcion del Asia. Tan solo cuatro años ántes de su muerte escribe Colon al papa Alejandro VI: “He tomado posesion de mil cuatrocientas islas, y he descubierto 333 leguas del Continente de Asia. (Exam. crit. t. 4° p. 9–234, 257 y 299; t. 5°. p. 181). Vespucio murió el 22 de Febrero de 1512 (no en 1508, como dice Robertson, ni en 1516, como lo aseguran Bandini y Tiraboschi), sin conocer aun el honor que los geógrafos hicieron más tarde á su nombre, que ocho años despues de su muerte apareció en los mapas por primera vez aplicado al Nuevo Mundo. Es notable que Fernando Colon, que, como biógrafo de su distinguido padre contradice con implacable acritud todo lo que pudiera dañar á su fama, no muestre mala voluntad á Vespucio en su obra concluida en 1533, y ni aun mencione el injusto nombre de América, que andaba por entónces ya muy esparcido. Esta circunstancia ha despertado el asombro del célebre Bartolomé de las Casas, obispo de la ciudad real de Chiapa ó Cacatlan, que en su larga obra, todavía desgraciadamente manuscrita, en las varias épocas de su redaccion de 1527 hasta 1559, muestra cada vez mayor vehemencia hácia Vespucio, á medida que veia extenderse mas y mas el nombre de América dado al mundo Occidental. En dos épocas de mi vida, en Paris, 1838, y en Berlin en 1847, he tenido ocasion de examinar á fondo los cuatro volúmenes en fólio de la copia de la Historia general de las Indias por Las Casas, que abraza los años comprendidos entre 1492 y 1520. Esta copia perteneció primero á Mr. Ternaux-Compans, y es probablemente la misma que en Mayo de 1799 ví en Madrid ántes de embarcarme para América en manos del distinguido historiador D. Pedro Muñoz. Fr. Bartolomé de Las Casas nacio en 1474, y murió 60 años despues que su amigo Cristóbal Colon á la edad de 92 años. En el lib. 1°. cap. 140, p. 693, dice todavía con cierto miramiento: “Tambien es de mencionarse aquí la injusticia y el agravio que aquel Américo Vespucio parece haber hecho al Almirante, ó que le hicieron los que publicaron los cuatro viajes de dicho Vespucio, atribuyéndole en sus escritos en latin ó en lenguaje moderno, así como en sus mapas, el honor de haber descubierto el Nuevo Mundo.” La palabra parece es muy suave y muestra que dudaba si debia achacar ó no la culpa del mal á Vespucio. Despues de haber espuesto en el mismo Capítulo, página 696, las verdaderas circunstancias de Américo, que habia tomado parte en la expedicion de Alonso de Ojeda, como piloto, como mercader, ó quizas como accionista, y embarcádose en Mayo de 1499, añade Las Casas lo siguiente: “Que partió Amérigo á 20 de Mayo de 1497 parece falsedad: y si fué de industria hecha, maldad grande fué: y ya que no lo fuese, al ménos parécelo. Verdad es que parece aver avido yerro y no malicia en esto.” Esta oscuridad del estilo, estas dudas entre lo que era engaño premeditado, ó confusion casual de las épocas, aparecen de nuevo en la pág. 699: “Tambien se pudo errar la péñola en poner el año de nueve por el de ocho, al fin, cuando trata Amérigo de la vuelta á Castilla; y si así fuera, era cierta la malicia. Desta falsedad ó yerro de péndola, ó lo que aya sido, han tomado los escriptores extrangeros de nombrar la nuestra tierra-firme América, como si Amérigo solo, y no otro que él, y ántes, la oviera descubierto; parece, pues, quanta injusticia se hizo, si de industria se le usurpó lo que era suyo al Almirante D. Cristóbal Colon”. En el cap. 164 del libro 1°., pág. 827, cesa ya toda consideracion, é inculpa injustamente á Vespucio, á quien Colon casi hasta su muerte llamó su amigo. El libro de las quatro Navegaciones (p. 693 y 695) con el prólogo que hizo Amérigo al rey Renato de Nápoles, y òtros muchos escritos (v. g. el Novus Orbis de Grinœus de 1532, citado en el libro 2°., cap. 2°., p. 32) que despojan á Cristóbal Colon de la gloria del descubrimiento, irritaron gradualmente al Obispo hasta el extremo: á tal punto que dice expresamente que le pesa haber tenido por dudosa en el capítulo 140, la malicia de Américo, y que estaba convencido ya de su falsedad y maldad, sin presentarnos con todo, las razones en que se apoya. Copiamos sus palabras: “En el cap. 1°. trabaxé de poner por dudoso si el Amérigo avia de industria negado tácitamente este descubrimiento primero, aver sido hecho por el Almirante, y aplicado á sí solo, porque no avia mirado lo que despues colegí de los mismos escriptos del Amérigo, con otras escripturas que de aquellos tiempos tengo y he hallado. Por lo cual digo aver sido gran falsedad y maldad la de Amérigo, queriendo usurpar contra justicia el honor devido al Almirante, y la prueva de esta falsedad por esta manera y por el mismo Amérigo quedará clarificada”. En la pág. 826 se repite la misma opinion en estas palabras “de industria lo hacia Vespucio”: lib. 1°. cap. 165 p. 829, lib. 2°. cap. 2°. pág. 23–26. Mas crítico y ménos indeciso que Las Casas, D. Fernando, hijo de Colon, se dejó llevar por lo que el mismo Américo sostiene y por lo que otros le atribuian, aunqué siempre se muestra muy celoso en cuanto toca á la fama de su padre. Es bastante notable que la completa falta de inculpacion á Vespucio por parte de D. Fernando Colon parezca tan inexplicable al celoso Obispo, y que esta circunstancia ni siquiera lo hiciera vacilar en su error. En el lib. 1°. cap. 164 p. 828, se encuentra este notable pasaje, hablando de Américo: “Engañando al mundo, como escrivia en latin (lo cual es completamente falso, como ántes he dicho) y al rey, Renato de Nápoles, y para fuera de España, y no avia cubiertos? los que entónces esto sabian quien lo resistiese y declarase”. Y despues añade: “Maravíllome yo de donde Hernando Colon, hijo del mismo Almirante: que siendo persona de muy buen ingenio y prudencia, y teniendo en su poder las mismas Navegaciones de Amérigo, como lo sé yo: no advirtió en este hurto y usupacion que Amérigo Vespucio hizo á su muy illustre padre. Del mismo modo hubiera podido resentirse el Obispo, por el silencio de Pedro Mártir de Anglería, venerador ferviente y amigo personal de Cristóbal Colon, cuya Oceánica apareció en 1533, 34 años ántes de concluir Las Casas su historia de América. Pedro Mártir, que tan ágriamente reprueba las pretensiones de Cadamosto, elogia siempre á Américo Vespucio y á su sobrino: (Johannes Vespucius Florentinus, Americi Vsspucii nepos, cui patruus hereditatem reliquit, artem polarem, graduum, calculi peritia). Ex. ct. t. 4°. p. 125-135 t. 5°. p. 188. Sobre las cartas mas antiguas del Nuevo Continente y el nombre “América”, por Alejandro de Humboldt. (CONTINUA.) LAS empresas ricas en resultados de Vasco de Gama, Vicente Yáñez Pinzon, Gaspar de Cortereal, Alvarez Cabral, Solis, y el descubrimiento del mar del Sud que vió por primera vez Balboa, contribuyeron de tal manera á oscurecer la fama de Cristóbal Colon, despues de su tercer viaje, que circunstancias casuales, como la predileccion de un sabio aleman por Américo Vespucio, escitada por la correspondencia de este navegante con Renato de Lorena, fueron bastantes no solamente para dar el nombre de América á toda una parte del Mundo, sino tambien para hacer que así como en la actualidad se confunde á menudo á Ross y Parry, unos atribuyan el descubrimiento del continente tropical á Colon, y otros á Vespucio. No es esta la ocasion de demostrar de nuevo, como ya lo he hecho al fin del 5°. tomo del Examen critique de la Geographie (p. 180–225), con cuanta superficialidad en la investigacion de los hechos, y con qué falta de crítica histórica se ha tratado hasta ahora la cuestion sobre la culpa ó la inocencia de Américo Vespucio. Resulta del conjunto de todas las circunstancias, que Américo fué considerado durante su vida (1451–1512) y aun durante 15 ó 20 años despues de su muerte, como un hombre muy estimable y digno de aprecio; que por sus conocimientos marinos fué elevado al distinguido ramo de piloto mayor en la navegacion de las Indias, y que estuvo en relaciones de amistad con los navegantes y sabios mas afamados de su tiempo. La opinion pública se declaró contra él, cuando empezaron á atribuírsele descubrimientos que no le pertenecian, y se puso ó se quiso poner su nombre en los mapas, cosa á que ni él dió lugar, ni probablemente supo nunca. Esto último fué propuesto tres veces: primero en Lorena por Ilacomylus (Waldseemüller), autor de la Cosmographiæ Indroductio de 1507; poco despues (1509) por el autor anónimo del pequeño libro Globus Mundi declaratio, sive descriptio totius Orbis terrarum, impreso por Grüniger en Estrasburgo; y finalmente (1512) en la Epístola Vadiani ab eo pene adolescente (sin embargo, habiendo nacido en 1484, tenia ya 28 años) ad Rudolphum agricolam juniorem scripta, que acompaña á la edicion de Vadiano de la obra de Pomponio Mela, titulada de Situ Orbis, publicada por primera vez en 1522 . Empero la proposicion no se realizó efectivamente hasta que apareció el mapa-mundi de Pedro Apiano (Bienewitz) comprendido en la edicion hecha por Camer el año 1520 de la Polyhistoria de Solini; en cuyo mapa se vé por primera vez el nombre América, ocho años despues de la muerte de Américo Vespucio. El minorita Camer (su nombre secular era Giovanni Rienzzi Vellini, natural de Camerino en Umbria, y profesor en Viena) fecha su prólogo al Solino de esta manera: Viennæ Pannoniæ VI Kalendas Febr. anno post Christi natalem MDXX. —Apiano (Pedro Bienewitz, nacido en 1495, en Leissnig) dá el siguiente título á su carta en que se asigna por primera vez el nombre América á la parte meridional del Nuevo Continente: Typus Orbis Universalis juxta Ptolomei Cosmographi Traditionem et Americi Vespucii aliorumque lustrationes a Petro Apianó Leyen. elaboratus, anno D. MDXX. El istmo de Panamá en la carta de Apiano está cortado por un estrecho, lo cual es tanto mas notable cuanto que este istmo, que así abierto ha pasado hasta á los mapas chinos mas recientes, se encuentra tambien en el globo de Juan Schöner, que es de la misma época. La carta de Apiano incluida en la edicion de Camer , presenta sobre el nombre de América, escrito en letras grandes la inscripcion siguiente: “Anno 1497 hæc terra cum adjacentibus insulis inventa est per Columbum Januensem ex mandato Regis Castillæ.” Pauzer ha atribuido equivocadamente este librito de 1509 á Henricus Loritus Glareanus, de quien he descubierto otro escrito, titulado: “Henrici Glareani, Poetæ Laureati, de Geographia liber unus, Basileæ, 1527.” En el Globus Mundi Declaratio de 1509 (anóuimo), impreso por el mismo Grüniger, que tambien diò á la prensa la segunda edicion del Ilacomylus, nunca se menciona á Colon; y á Américo Vespucio solo una vez en el título, y con esta uñadidura: De quarta Or- bis terrarum parte nuper ab Americo reperta (Ex. crit. t. 4°., p. 142). Todo el librito Globus Mundi Declaratio consta de trece hojas. Se lee al fin “ex Argentina MDIX; Joannes Grüniger imprimebat” En el pequeño título del mapa están solamente estas palabras: Nuevo Mundo. En la carta de Joaquin Vadianus á Rodolfo Agrícola, fechada en Viena en 1512, y comprendida en las dos ediciones del Pomponio Mela de Basilea y Cölln en 1522, se habla dos veces del nombre de América como de una denominacion ya muy comun, y por cierto en dos pasajes en que se trata de los antípodas: 1°. Ex recentiorum autem inquisitione si Americam, a Vesputio repertam, et eam Eoæ torræ partem, quæ terræ e Ptolomeo cognitæ adjecta est.... 2°. Immo non usque adeo inmensum Pelagus interesse inter extremum ab America occideus et Oriens Ptolomei...” Cancellieri ha creido equivocadamente que Vadiano fué el primero en presentar el nombre de América. Ilacomylo (Waldseemüller) lo habia hecho cinco años ántes (1507), es decir, un año despues de la muerte de Colon. Es bastante notable que en el mismo año de 1520 aparecieran tres ediciones del Solino; en Viena, en Basilea y Cöln. Las dos primeras con comentarios de Camer, la última (Coloniæ apud Eucharium Cervicornum et Heronem Fuchs mense Dec. MDXX) sin nombre de editor. ¡Rara confusion de ideas! La parte meridional del nuevo Continente recibe su nombre de Vespucio, y sin embargo se confiesa que aquella tierra fué descubierta por Colon en el año de 1497, que en general, aunque equivocadamente se atribuye á la primera expedicion de Vespucio; en lugar de fijar el descubrimiento en 1°. de Agosto de 1498, en el tercer viaje de Colon. El mismo Apiano escribe en su Cosmographicus Liber (Landshutii 1524, fol. 69), lo siguiente: “America quæ nunc quarta pars terræ dicitur, ab Americo Vespucio ciusdem inventore nomen sortita est.” Tan confusa y superficialmente se trataba entónces sobre las fechas y los nombres de los primeros descubridores! (Humboldt en Berghaus Annalen der Erdkunde, 1835, t. 1°., p. 211.) Se puede demostrar por un alibi que el primer viaje de Vespucio no puede haber empezado el 10 ó 20 de Mayo de 1497, pues que, segun documentos mas seguros, estuvo en Sevilla y San Lúcar desde mediados de Abril de 1497 hasta 30 de Mayo de 1498 (Exám. crit.. t. 4°., p. 268.) La semejanza que desde mis primeras investigaciones he encontrado entre la carta de Apiano y el globo de Schöner, ámbos del año 1520, me hacen entrar aquí en mas extensos pormenores. El profesor Ghillany, llevado por su amistad, ha puesto en mis manos una hermosa y exacta copia de la costa oriental de la América del Sud, desde el Ecuador hasta el extremo meridional del Continente, tal como se encuentra en el globo de Schöner, y con todos los nombres que en este se hallan; así he podido reconocer fácilmente de qué cartas primitivas se valió Schöner para la Amèrica meridional. Empiezo la comparacion por esta parte del nuevo Continente. La configuracion de las costas setentrionales y orientales de la América Meridional es en Schöner mas exacta que en el mapa de Apiano incluido en el Solino de Camer (1520), y muy semejante por otra parte á la del mapa de Juan Ruysch del Ptolomeo de 1508, el cual fué el primero del Nuevo Mundo grabado en cobre, aunque sin el nombre de América. Se observa, sin embargo, una gran diferencia, pues en Ruysch no hay huellas de la costa occidental, á no ser algo del istmo de Panamá, y de la parte septentrional del continente, miéntras que en Schöner se vé indicada la costa Occidental de la América del Sud, sin nombre de lugares; pero de tal manera que en Schöner se reconoce la importante curvatura de la costa junto á Arica. En Apiano es muy mala la configuracion de ambas costas, y la América Meridional va estrechándose particularmente desde el trópico de Capricornio, hasta terminar en una simple punta á los 50° de lat. Sud. Schöner presenta el Continente mas ancho, pero lo hace terminar junto al rio de Cananor, donde, del otro lado de un estrecho que puede considerarse como el de Magallanes, se ve en lugar del archipiélago de la Tierra del Fuego una vasta tierra austral, que en la direccion de E. á O. se estiende desde los 43 hasta los 55° de latitud S. Llama á este territorio Brasilia inferia, para diferenciarla de la America vel Brasilia sive Papagalli terra. En el Ptolomeo de 1508 no se vé ninguna extremidad piramidal. El borde graduado corta la tierra 8° al Sud del rio de Cananor, y hasta este borde corre la costa casi enteramente de Norte á Sud. Los nombres de los lugares de la costa oriental son en ámbas cartas, la de Ruysch (1508) y la de Schöner (1520), iguales en lo esencial, siendo sin embargo mas numerosos en el globo, por estar construido en mayor escala. La parte mas meridional que presenta Schöner es tambien la que Ruysch nos da como tal doce años despues, señalando en ella el rio de Cananor, á que Schöner da el nombre de rio de Cananorun . En el Ptolomeo está la embocadura de este rio á los 30° de lat. S., y en el globo reducido á menor escala publicado por el profesor Ghillany, por lo ménos 10 ó 12° mas al S. Siguen despues en las dos cartas de S. á N.: el rio de S. Vicente (Porto de Sct Vincentia); el rio de S. Antonio; el rio Jordan; la bahia de Rees; el rio de Sta. Lucia; el monte Pasquale (Pascoal) , donde, segun una carta de un compañero de Cabral, Yaz de Caminha, al rey D. Manuel de Portugal, desembarcó por primera vez aquel célebre marino (Cabral) en la costa del Brasil: encuéntrase dicho monte al S. de Puerto Seguro, segun Ruysch á los 15° de lat., á los 24°, segun la carta inserta en el Ptolomeo, publicado por Juan Schottücen 1513; y segun combinaciones mas seguras, próximamente á los 17° 1′ de lat. Vienen despues el rio de Brasil; el rio de S. Gerónimo y el caput Santæ Crucis en Ruysch, á los 5° y en Schöner á los 10° de lat. S. Este promontorio, como la porcion de tierra del continente sud americano que mas avanza hácia el Este, merece la mayor atencion por ser parte caracteristica de la forma de dicho continente. Por la perjudicial costumbre de latinizar los nombres, tan frecuente en los mapas antiguos, (particularmente en los del siglo XVI y XVII) no puede ménos de haber poca segurídad, al querer determinar ciertas posiciones por semejanza de palabras y sonidos. Permítaseme, sin embargo, llamar la atencion sobre la bahía Cananea, situada á los 25° 3′ de latitud Sud, segun el almirante Roussin. ¿Acaso el nombre Canan-ea ha sido cambiado por Ruysch en el de Canan-or, que en su sonido tiene algo de Malabar? La bahía y punta Cananea, inmediatas á la isla Cardoso, tienen cierta importancia para la primera historia del descubrimiento del Brasil, porque se ha encontrado allí en 1767 una especie de monumento de piedra (pedrào), en que algunos han leido la fecha 1503 y otros 1531 Exam. crit. t 5°., p. 134). Si desentendiéndome de la graduacion de latitudes que acompaña al globo de Schöner, atiendo simplemente á la carta detallada que el Dr. Ghillany ha tenido la bondad de enviarme, y considero al mismo tiempo las distancias relativas del cabo de Santa Cruz, monte Pascual y rio de Cananorun encuentro que como el monte Pascual (lat. 17° 1′) está casi en el medio entre el cabo de Santa Cruz (idéntico, como mostraré pronto, al cabo de San Agustin, lat. 8° 21′, y el rio de Cananor, correspondian á este último 17° + 8° 40′=25° 40′ de lat., número muy pròximo al de la latitud real de la bahia de Cananea.—A la verdad esta se encuentra 10 ó 12 grados mas al O. del lugar asignado por Schöner al rio Cananor; pero debe atenderse á que en el siglo XVI era dificil apreciar las diferencias de meridianos, cuya direccion no se seguia constantemente. El monte Pascual es una cima redondeada de la sierra de Aymores. Un nombre dado por Cabral en Abril de 1500 se ha conservado intacto en todas las cartas! En la historia de los primeros descubrimientos hay otras dos circunstancias que aumentan su importancia, á saber; su gran proximidad á la línea de demarcacion trazada por el papa que determinaba los derechos reciprocos de dos coronas; y el haber sido el lugar desde donde Diego de Lope reconoció por primera vez que la direccion de la costa cambiaba hácia el S. S. O., cambio que anunciaba la forma piramidal de toda esta parte del continente. Sorprende á primera vista no encontrar en este punto, en ninguna de las dos cartas, el nombre promontorio de San Agustin ó de San Roque; y sí otro enteramente desconocido, cabo Sanctæ Crucis. Vicente Yáñez Pinzon tomó el primero posesion del promontorio oriental (miéntras despedazaba ramas y bebia agua del mar) el 20 de Enero de 1500, dándole el nombre de cabo Santa María de la Consolacion, y algo mas tarde llamólo Diego de Lepe Rostro Hermoso. Vespucio, en su tercer viaje, en la carta al rey Renato inserta en la edicion de Ilacomylus, lo llama siempre cabo de San Agustin; pero sin decir, como quiere Gomara, que tal denominacion fuera suya . Segun el mismo texto de Saint-Dié, Vespucio da tambien al promontorio oriental que considera situado á los 7°. de lat. el nombre de cabo de S. Vicente , que viene á ser asi por la comparacion con los otros textos, el 4°. sinónimo del cabo de San Agustin. Exam. crit, t. 5°., p. 19 y 67. T. 5°., p. 15 y 17. El mons S. Vincenti que encuentro, mas al N. (3° lat.) en la carta de 1508 (Ruysch), así como el nombre del promontorio de que acabamos de hablar, parecen hacer juego con el de su primer descubridor Vicente Yañez Pinzon. En la carta de Juan de la Cosa (1500) no tiene el promontorio nombre alguno, si bien está designado con las signientes palabras: “Este cabo se descubrió en el año de mil y IIIXCIX por Castilla, syendo su descubridor Vicenti ans .” Cerca de aquí presenta Cosa un Puerto Fermoso, nombre que nos recuerda el del promontorio Rostro Hermoso atribuido á Diego de Lepe, (tambien á Pinzon por otros). El 5° sinónimo que resulta principalmente de la comparacion de las dos cartas de 1508 y 1520, es el nombre Caput S. Crucis. Encuentro la mas clara explicacion acerca de esto en el interrogatorio hecho á nombre del fisco en el proceso contra los herederos de Colon (1513–1515). Juan de la Cosa se equivoca solamente en 20 dias. Elige la época de la partida. Manuel de Valdovinos, natural de Lepe, compañero de Pinzon en el viaje en que este salió de Palos á principios de 1599, dice, hablando del promontorio entre otras palabras: “Per nombre Rostro Hermoso, que agora diz que se llama Santa Cruz é S. Agustin . Como que Juan de la Cosa en Octubre de 1500 abandonó de nuevo la Europa, (en la expedicion de Rodrigo de Bastidas, que se dirigió hácia el golfo de Uraba y el istmo de Panamá), nada pudo comprender en su carta de los descubrimientos hechos en el Brasil por Alvarez Cabral; de cuya importancia llegó el primer aviso á Portugal en Julio de 1501. En la carta del rey D. Manuel de Portugal al monarca español (29 de Julio de 1501), que es mas bien una relacion circunstanciada de todo el viaje de Cabral, no se da todavia á las nuevas tierras el nombre de Brasil, sino el de Terræ Sanctæ Crucis. De la misma denominacion se sirve el compañero de Cabral, Vaz de Caminha, aunque cambia á veces las palabras Santa Cruz en Terra da Veracruz. Antes que la crecida exportacion de la madera de tinte hubiese hecho mas comun el nombre de Brasil, se encuentran (p. eg. en la crónica de Goës) ámbas denominaciones ligadas en una de esta manera: Terra de Santa Cruz do Brasil. El nombre del promontorio C. S. Crucis es mas reciente que el de cabo S, Agustin, y puede tener relacion con la Terra Santæ Crucis, nombre que primitivamente se daba á una porcion de tierra mas meridional. Exam. crit, t. 5°., 66, p. 66. Con no poca sorpresa nuestra coloca Juan de la Cosa algo mas al O. la embocadura de un rio en que dice se encontró una cruz: rio do se halló una cruz! La gran diferencia en las latitudes atribuidas á este promontorio de muchos nombres puede esplicarse por la convexidad del continente, que hácia esta parte se extiende y adelanta en gran manera, y sobre cuya verdadera conformacion fueron los primeros en dar á luz los trabajos hidrográficos de Roussin y Givry (1826). Despues que la costa del Pra Maranham corre desde la embocadura del Amazonas en una estension de 180 millas geográficas en la direccion O. N. O. E. S. E. (corriendo sin embargo en el bajo de San Roque 20 millas de O. á E.), se dobla junto á la punta de Toiro (lat. 5° 9′) y Bom Jesus, 20′ al N. del cabo de S. Roque, dirigiéndose repentinamente del NNO. al SSE., y forma una convexidad, hasta que á los 8° de lat. en Olinda de Pernambuco empieza tomar la direccion NE.SO. Esta convexidad (entre los paralelos 5° 9′ y 8° 0′) monsa á algo mas de 2° [Formel] ′, magnitud á que deben añadirse 21′ si se tiene en cuenta la diferencia de latitudes que hay entre el bajo de S. Roque (5° 9′) y el cabo S, Agustin (8° 21′) Este ultimo promontorio viene á quedar fuera de la convexidad al S. de Pernambuco, aunque segun las longitudes geográficas está 20 mas al E. que el cabo de San Roque. En toda la convexidad de la costa que se adelanta hácia el E., la parte mas saliente, y por eso la mas próxima al Africa en la América del S. es la Punta Dos Coqueiros, á los 7° 24′ de lat. eutre Parahyba de Norte é Itamatca. Estos datos numéricos merecen cierta atencion, porqué si tenemos presentes las diferentes latitudes asignadas en las cartas de 1500, 1508, 1513, 1520 y 1557 al cabo multinombre, ellas mismas nos demuestran que los navegantes, desembarcando á veces en muy distintos puntos de la costa, les impartian con todo iguales denominaciones. Pinzon, por ejemplo, en el diario de su viaje da 8° de lat. al promontorio Rostro Hermoso, de que tomó posesion ántes que ningun otro; y la misma latitud se le asigna en la carta de Ruysch copiada en el Ptolomeo de 1513 con algunas alteraciones. En ámbos casos se aludia sin duda á nuestro actual cabo de S. Agustin (lat. 8° 21), como lo confirma Sebastian Cabot atestiguando categoricamente en las deliberaciones que sobre la línea de demarcacion tuvieron lugar en 1515: “que Vespucio habia fijado la latitud de 8° al promontorio de S. Agustin.” Mucho mas al S. (á los 10°) parece colocar Schöner en su globo el cabo Sanctœ Crucis, miéntras que en la carta de Ruysch (1508) lo encontramos á los 4 [Formel] °, próximo por consiguiente al cabo de San Roque (5° 9′). En el lugar de este último se encuentra el nombre de Cabo S. Agustin en la carta del Brasil que acompaña á la “Verdadera historia y descripcion de un pais de salvages desnudos y feroces antropófagos del Nuevo Mundo” por Hans Stader de Homburg (Marpurg 1575). (Finalizará.) Sobre las cartas mas antiguas del Nuevo Continente y el nombre “América”, por Alejandro de Humboldt. (FINALIZA.) NO corresponden pues, iguales latitudes á nombres iguales, y no porqué en la determinacion de aquellas, hubiese errores, que entónces no llegaban á 3°, sino porqué, como ántes dijimos, se daba una misma denominacion á lugares diferentes.—Es admirable encontrar en las cartas de Schöner y Apiano (en el Solino publicado por Camer) ámbos del año 1520 la misma mezquina representacion del Continente norte-americano. Lleva este en el extremo meridional (region de Nicaragua) el nombre de Parias, que nos sorprende tanto en este lugar, como en el globo de Schöner las palabras Terra de Cuba entre los 40° y 50° latitud N. en los estados de Nueva Inglaterra, miéntras que se asigna á Cuba simplemente el nombre de Isabela! Todo esto no hace mas que atestiguar la ignorancia y el descuido de los dibujantes de cartas, cuando en el mismo tiempo se empleaban en escritos impresos materiales mucho mas exactos. Por el capricho de los autores de cartas se hallan estas á menudo en la mas patente contradiccion con el estado de los conocimientos geográficos en la época en que se construyeron. He visto mapas de la América del Sud con mi nombre, en que se representa el mar fabuloso titulado laguna Parima, cuya no existencia yo mismo he demostrado. La extraña y singular forma de la América del Nórte, (Méjico y los Estados-Unidos) representada como un estrecho paralelógramo, cortado de repente á los 5° lat. por una costa que corre de E. á O., la he encontrado, fuera de los trabajos de Apiano y Schöner (1520), en un globo inédito de la Biblioteca militar de Weimar, considerado muy anterior al año de 1534; ademas en el Orbus novus de Grynæus (edicion de Basilea de 1532 y 1555); y por fin en un Ptolomeo de 1511, publicado en Venecia (curâ Bernardi Sylvani Eboliensis), que posee la Biblioteca del arsenal de Paris. Sobre este último tengo dudas, pues sospecho que la carta á que me refiero fué incluida en dicho libro por casualidad, pues falta absolutamente en el ejemplar de esta mala edicion veneciana de 1511 que se encuentra en el rico tesoro geográfico del Baron Walckenáer, hallándose en su lugar dos mapas-mundi en una proyeccion cordiforme, de los cuales el uno representa el nuevo Continente sin el nombre de América y sin otra denominacion de lugares que la de Terra Sanctæ Crucis et Cannibales. A pesar de lo informe de esta representacion de la América del Norte, á manera de un estrecho paralelógramo, pueden sin embargo reconocerse las penínsulas de Florida y Yucatan, y particularmente el Seno Mejicano, figurado como una ancha boca llena de pequeñas islas. La costa setentrional se dirige uniformemente de N. á S. Donde quiera que se nos presenta la América del N. con esta forma de paralelógramo, encontramos abierto el istmo de Panamá, tanto que en el globo de Weimar se vé un buque procedente de las Antillas, con direccion á Zipangri (Japon) “ubi auri copia” navegar por medio del estrecho formado por la abertura del istmo.—Una carta de Isolario di Benedetto Bordone, incluida en la primera edicion veneciana de 1528, presenta el istmo cortado del mismo modo, y sin embargo Vasco Núñez de Balboa y Alonso Martin de San Benito lo habian atravesado ya en Setiembre de 1515, para pasar al mar Pacífico. Tomo II, pág. 28 y 186. Concluiré la investigacion sobre las fuentes de que se valió Schöner para la construccion de su globo de 1520, repitiendo aquí cuanto asombro me causa que el mismo Schöner, trece años despues en el Opúsculo geographico Norimb. (1533. T. II, Cap. I y XX) pudiera volver á considerar al Nuevo Mundo como una parte del Asia, y á tener la ciudad de Temistitan (Méjico) por la de Quinzoy en China, descrita por Marco Polo, llegando á tachar (T. I, cap. II) á los antiguos (probablemente Hizeta y Aristarco de Samos?) que admitiesen la rotacion de la Tierra y supusiesen que esta daba vueltas como en un asador para ser asada por el Sol. T. V, p. 173. “Aves non potuerint benè volare contra Orientem. propter aërem insequentem, qui pennas earum elevaret. Ita autiqui imaginabantur, quod terra haberet se siout assatura in veru, et Sol sicut ignus asaus.” Pero todo el capítulo parece deberse atribuir propiamente á Regiomontano. Delambre, Hist., de l’ Astronomie du moyen age. p. 453. Los Capita rerum (puntos principales) de toda investigacion sobre la historia de las cartas del nuevo Continente, pueden reducirse á las cuatro preguntas siguientes: 1a. ¿Cuál de las descubiertas hasta ahora es la carta mas antigua de América, entre las simplemente dibujadas? 2a. ¿Quién y cuándo fué el primero en proponer que se diera el nombre América á la nueva parte del Mundo? 3a. ¿Cuál es la carta grabada mas antigua del Nuevo Mundo sin el nombre América? 4a. ¿En qué año y en donde apareció por primera vez una carta con el nombre América? He aquí mis respuestas á estas cuatro preguntas: 1a. La carta mas antigua del Nuevo Mundo de las descubiertas hasta ahora entre las dibujadas, es la de Juan de la Cosa, de 1500, que llegó á mis manos en 1832, y en parte he publicado. (Véase al principio). Hasta 1832 fueron consideradas como las mas antiguas de América dos cartas, una de 1527 y otra de 1529, conservadas en la escelente Biblioteca militar de Weimar, de las cuales la 2a., obra del gran cosmógrafo Diego Ribero, fué publicada en 1795 por Sprengel y Güsrfeld. 2a. El primero que propuso dar á la nueva parte del mundo el nombre América, fué Martin Waltzemüller (Hylacomylus), natural de Freiburg en el Breisgaw, profesor de Geografia en el colegio de Saint Dié, en Lorena, el año de 1507, sin participacion alguna ni noticia de Américo Vespucio. Su proposicion se encuentra en la primera edicion anónima de una obra dedicada en nombre del Gymnasium Vosagense de Saint-Dié al Emperador Maximiliano, y que tiene por titulo: Cosmographiæ Introductio cum quibusdam Geometriæ ac Astromomiæ principiis ad eam rem necessariis. Insuper quatuor Americi Vespucii navigationes. Al fin se lee: Finitum VII. Kl. Maji anno supra sesquimillesimum VII. 3a. La primera carta grabada de una parte del nuevo Continente, aunque sin el nombre de América, es la carta general de Ruysch, que acompaña á la edicion romana del Ptolomeo de 1508 (correctâ a Marco Beneventano et Joanne Cotta.) 4a. La primera carta grabada de la nueva parte del mundo con el nombre América es el mapa-mundi de Pedro Apiano adjunto á la edidıcion de Solino hecha por Cámer en 1522. Léese tambien la denominacion América en el notable globo que construyó Juan Schöner en Bamberg en el mismo año de 1520 (con ayuda pecuniaria de su amigo Juan Seyler) y que se encuentra al presente en la Biblioteca de Nuremberg. De todas las ediciones de la Geografia de Ptolomeo, la publicada el año de 1522 en Etrasburgo por Lorenzo Phrisis, como ya lo ha observado el baron Walkenær, es la primera que nos presenta el nombre América en la Orbis typus universalis iuxta hydrographorum traditionem. Es sobremanera notable que en esta edicion de 1522 se mencione (Lib. VIII, cap. 2) á Martin Hylacomylo, (Waldseemüller) jam pie defunctus como autor de una gran parte de las cartas que acompañan á la misma. Lorenzo Phrisio, natural de Colmar, estuvo al servicio del duque de Lorena y vivió en Metz cerca de St.-Dié, por cuya proximidad no podia atribuirse lo que pertenecia á Hylacomylo. Habla pues con la mayor sinceridad en el pasaje ántes citado de la edicion de 1522, donde dice lo siguiente: “Et ne nobis decor alterius elationem inferre videatur, has tabulas a Martino Ilacomylo pie defuncto constructas et in minorum quam prius unquam fuere formam redactas esse notificamus. Huic cgitur si bonæ sunt, et non nobis, pacem et custodiam in cælesti yerarchia.... Cætera verò quæ sequmtur nos perfecisse scias. Podemos pues admitir con toda certeza que el sabio aleman residente en Lorena, que fué el primero en proponer el nombre América, fué tambien el que introdujo dicho nombre en una carta del Ptolomeo de 1522, dos años posterior á la de Apiano incluida en la edicion del Solino por Camer.—Mayo, 1852. Ex. crit. T. IV, p. 116. Trad. Antonio Angulo y Heredia. (Nov. 1854.)