JUEVES 25 DE JULIO DE 1839. noticia acerca de dos tentativas de subida al monte Chimborazo. POR M. DE HUMBOLDT. Primer articulo. Suele ser de poco interés para la ciencia el llegar á grandes alturas, cuando estas se hallan situadas en puntos muy superiores al límite de las nieves y no pueden visitarse sino durante un tiempo muy limitado; porque las medidas tomadas con el barómetro tienen la ventaja de dar muy prontos resultados, pero pueden producir errores considerables en los mismos resultados en razon á las corrientes de aire ascendentes y descendentes que se hallan en los costados de la montaña, y de las variaciones de temperatura que las mismas ocasionan; la naturaleza de la roca se oculta á las observaciones jeognósticas por la nieve perpétua que la cubre, pues solo rompen la cubierta algunos picos de rocas aisladas que suelen presentar capas descompuestas, y en fin la vida orgánica se halla como desterrada de aquellas elevadas soledades de la superficie del globo, pues apenas se vé perderse en las enrarecidas capas de la atmósfera el condor ó algunos insectos, y aun estos son muchas veces arrebatados á ellas por corrientes de aire. Mas si los sábios apenas conceden un sério interés á los esfuerzos de los que tratan de escalar las cimas mas elevadas, la opinion general toma una parte muy viva en las tentativas de esta especie, porque lo que parece inaccesible, tiene por ese mismo hecho cierto atractivo misterioso. El estracto que vamos á dar de la subida de M. de Humboldt al Chimborazo, se halla todavia inédito y destinado al cuarto y último tomo del Viaje á las rejiones equinocciales, y su autor se ha decidido á publicarle en el Eco del mundo sábio, presentándole como complemento del trabajo del mismo género que ha dado á luz en los Anales de quimica y de fisica, el sábio viajero M. Boussingault, del cual haremos tambien un estracto. El autor empezó su escursion el 22 de junio de 1802 en la llanura de Tapia, que se halla á 2890 metros (10375 pies españoles) sobre el nivel del Occéano. Esta elevada llanura es parte del fondo del valle comprendido entre dos cadenas de los Andes, la del Cotopaxi y del Tungurahua, volcanes gigantescos al este, y la del Illiniza y del Chimborazo al oeste. Subieron por una pendiente bastante suave hasta el pie de esta última montaña, y pasaron la noche en un pueblecito indio llamado Calpí. El camino que recorrieron esta cubierto, aunque bastante escasamente, de tallos de cactus y de schinus molle, que se asemeja al sauce lloron, y corren por él numerosos rebaños de llamas de diversos colores, que buscan un alimento mezquino y poco abundante, pues á una altura tan considerable, el fuerte calor radiante del terreno durante la noche es muy perjudicial á la agricultura, por el enfriamiento que produce. Antes de llegar á Calpí visitaron á Lican, que en el dia es una simple aldea, pero que era una ciudad importante, residencia del príncipe de los Purnay, antes que conquistase el pais el undécimo inca Tupac Inpanguy, cuyo cuerpo vió Garcilaso de la Vega perfectamente conservado todavía en 1559, en el sepulcro de su familia en Cuzco. Cerca de Calpia, al noroeste de Lican, se eleva en una llanura árida el Yana-Urcu (Monte negro), pequeña colina aislada, cuyo nombre no anotaron los académices franceses, y que es muy digna de atencion bajo el aspecto geognóstico. Hállase al sud-sudeste, distante del Chimborazo, menos de tres leguas geográficas de quince al grado, pues solo le separa de aquel coloso la elevada llanura de Luisa. Si no se quiere reconocer aquel cono como una erupcion lateral del Chimborazo, por lo menos no puede dejarse de atribuir su orígen á las fuerzas subterráneas que por espacio de millares de años han buscado inútilmente una salida por debajo del gigante. El Yana-Urcu es de orígen mas moderno que el levantamiento de la gran montaña campaniforme, y junto con el Naguanguachi, colina algo mas septentrional, constituyen una línea de la forma de una herradura, cuyo arco es algo mas abierto que el de un círculo, y su concavidad mira al Oriente. El nombre de Yana-Urcu pertenece propiamente al punto culminante meridional del antiguo borde del cráter, que apenas se eleva 130 metros (466 pies) sobre la llanura de Calpi, y el estremo septentrional, mas bajo, se llama Naguanguachi. Dicha masa volcánica recuerda por su forma, aunque no por la naturaleza de su roca, el Javirac ó el Panecillo de Quito, colina un poco mas elevada y situada al pie del volcan Pichincha, en la llanura de Turubamba, la cual en la carta de Lacondamine ó mas bien de Morainville, se representa equivocadamente como un cono perfecto. Segun la tradicion de los indios, y con arreglo á varios manuscritos que poseia el cacique ó Apu de Lican, descendiente del primer príncipe ó conchocando del pais, la última erupcion volcánica del Yana Urcu ocurrió poco tiempo despues de la muerte del inca Tupac-Yupangui, y por consiguiente á mediados del siglo xv. La tradicion refiere que cayó del cielo un globo de fuego, ó segun otros una estrella, que incendió la montaña, siendo de observar que estos mytos que enlazan incendios de la tierra con caidas de aerolitos son igualmente comunes entre las tribus indígenas de Méjico. La roca del Yana-Urcu es una masa de escoria porosa de un pardo oscuro, y á veces enteramente negra, que se confunde fácilmente con el basalto poroso, faltando en ella enteramente la olivina; los cristales blancos que se hallan son generalmente pequeños, y tiene acá y allá inconstadas algunas piritas. Todo esto corresponde al pórfido piroxénico negro, del mismo modo que toda la formacion del Chimborazo, de que hablaremos despues, y no se le puede llamar traquita, porque no contiene absolutamente feldespato, como las traquitas de las siete montañas, que se hallan cerca de Bonn. Las masas porosas, relucientes y escoriformes del Yana-Urcu, alteradas por un fuego muy activo, son estremamente ligeras; pero el volcan no ha lanzado verdadera piedra pomez; la erupcion se ha verificado al traves de una masa de dolerita, de capas irregulares, que compone la meseta y es semejante á la roca de Penipe al pie del volcan de Tungarahua en que ha atravesado simultáneamente la sienita y un micasquisto granatífero. En la falda oriental del Yana-Urcu, ó mas bien al pie de la colina, por la parte de Lican, los indios condugeron á los viageros á una roca saliente que presenta una abertura semejante á la entrada de una galeria hundida. Oyese en ella á la distancia de mas de diez pasos un ruido subterráneo muy fuerte, acompañado de una corriente de aire que sale de debajo de tierra, pero que es demasiado débil para que pueda atribuirse á ella un ruido tan estraño; lo mas probable es que el ruido provenga de un arroyo subterráneo que se precipita en alguna cabidad profunda, y al caer produce la corriente de aire. Un fraile, cura de Calpi, fundado en esta suposicion, empezó hace mucho tiempo á construir una galería, con el fin de proporcionar agua á su parroquia, mas la dureza de la roca negra piroxénica le obligó sin duda á que abandonase los trabajos. El Chimborazo á pesar de la masa enorme de nieve que en él se reune, envia á la llanura arroyos tan insignificantes que se puede suponer, casi con certeza, que la mayor parte de sus aguas cae en simas interiores. En el pueblo de Calpi se oia en otro tiempo un gran ruido debajo de una casa que no tenia cueva, y antes del famoso terremoto de 4 de febrero de 1797 salió de repente un arroyo del punto mas bajo que se halla al sud-oeste del pueblo, el cual se creyó que fuese parte del agua que corre por debajo del Yana Urcu. Dicho arroyo desapareció por efecto del referido terremoto. La elevacion de Calpi, segun la medida barométrica de nuestros viajeros, es de 3158 metros (11337 pies). El 23 por la mañana emprendieron su ascension al Chimborazo, y trataron de subir por la parte de sud-este, tanto porque les pareció la mas conveniente, como porque los indios que debian servirles de guias, pero de los cuales muy pocos habian llegado antes al límite de las nieves perpetuas, daban tambien la preferencia á dicho camino. M. de Humboldt y sus compañeros reconocieron que el Chimborazo está rodeado de grandes llanuras, dispuestas por escalones unas sobre otras. Primero atravesaron los llanos de Luisa, hallaron despues una subida, poco escarpada, y que podria tener de largo 1625 metros (5833 pies), y entraron en el llano de Sisgun, que consta de dos picos, el primero que se halla á 3313 metros (11893 pies), y el segundo á 3800 metros (13642 pies) de elevacion sobre el mar. Estas llanuras, cubiertas de cesped, vienen, pues, á ser tan altas, la primera como el pico Nethou, que es la cima mas elevada de los Pirineos, y la segunda como el volcan de Tenerife, y su perfecta horizontalidad da motivo para suponer que han estado por mucho tiempo cubiertas por aguas tranquilas, y que han podido formar el fondo de un lago. En las laderas de los Alpes suizos se observa este mismo fenómeno de llanuras pequeñas dispuestas por pisos unos sobre otros, las cuales parecen lagos alpinos desecados, y comunican entre sí por aberturas bastante estrechas. Unos prados inmensos que alli llaman los pajonales ofrecen sobre el Chimborazo, de la misma menera que sobre las demas cimas de los Andes, una superficie tan uniforme, que la familia de las gramineas, que en aquellos parages se compone principalmente de especies de los géneros Paspalum, Andropagon, Bromus, Dejeuxia y Stipa, rara vez se halla mezclada con plantas dicotiledones, y su naturaleza es casi la misma que la de los steppes, que se encuentran en los parages mas áridos del Asia septentrional. La flora del Chimborazo, parece en general menos rica que la de las otras montañas que rodean la ciudad de Quito; un corto número de calceolarias, compuestas, y gencianas, entre las cuales brilla la hermosura gentiana cernua, con flores de un encarnado purpúreo, son las únicas que crecen en la elevada llanura de Sisgun, entre las gramineas, que se agrupan como plantas sociales. Estas pertenecen la mayor parte á los géneros de la Europa septentrional. La temperatura aerea que domina ordinariamente en aquella region, á una altura de 5847 metros (20990 pies), varía de dia entre 4 y 16 grados centígrados, y de noche entre cero y 10 grados; la temperatura media de todo el año, á la altura de 3508 metros (12593 pies), segun las observaciones hechas en las inmediaciones del Ecuador, parece que es de 9 grados. En las llanuras de la zona templada, esta temperatura es la de la Alemania septentrional, por ejemplo, la de Luneburgo, á los 53° de latitud; pero la reparticion del calor en los diferentes meses, que es la que presenta el carácter mas importante para determinar la fisonomía de la vegetacion de un distrito, es tan desigual en la zona templada, que el calor medio de febrero es de 1, 8° y el de julio 18°. M. de Humboldt pensaba hacer una operacion trigonométrica en la hermosa llanura de Sisgun, y ya se habia preparado para medir en ella una base; los ángulos de altura hubieran sido bastante considerables, pues estaba ya tan cerca de la cumbre del Chimborazo, y solo habia que determinar una elevacion vertical de menos de 2748 metros (9865 pies), que es la altura del Canigou en los Pirineos. La masa de cada montaña de la cadena de los Andes es tan considerable, que toda determinacion de altura sobre el nivel del mar se compone necesariamente de una medida barométrica y otra trigonométrica; mas en este caso no sirvieron de nada á M. de Humboldt el sestante y los demas instrumentos, porque la cima del Chimborazo quedaba oculta entre una espesa niebla. De la llanura alta de Sisgun se sube bastante bruscamente á la laguna de Yanacoche, lago pequeño que ni aun merece el nombre de tal, pues no es mas que un estanque circular, que podrá tener 42 metros (150 pies), de diámetro. El cielo se oscurecia cada vez mas, y entre las capas de niebla y encima de ellas se veian esparcidos algunos grupos de nubes aisladas; sin embargo, la cima del Chimborazo se presentó á la vista por algunos minutos. Como la noche anterior habia caido mucha nieve, nuestros viageros echaron pie á tierra en aquel límite, que no debe confundirse con el de las nieves perpetuas. El barómetro les indicaba que habia llegado á la altura de 4288 metros (15393 pies) sobre otras montañas; por consiguiente nada tenia de particular que hubiese nieve, pues ya en otros pasages cerca del ecuador habian visto nevar hasta los 3638 metros (13060 pies), pero nunca mas abajo. Los indios que les acompañaban no bajaron de sus mulas hasta el limite de las nieves perpetuas, es decir, hasta la altura del monte Blanco, cuya cima, si se encontrase á aquella latitud de 1° 27″ apenas permaneceria constantemente cubierta de nieve. A dicha altura dejaron hasta la vuelta sus caballos y mulas. DOMINGO 28 DE JULIO DE 1839. noticia acerca de dos tentativas de subida al monte Chimborazo. POR M. DE HUMBOLDT. Segundo articulo . Véase nuestro numero de 25 del actual. A 150 toesas mas arriba de la laguna de Yanacoche se percibe al fin la roca desnuda. Hasta este punto la alfombra de cesped habia ocultado el suelo á las investigaciones geognósticas, mas aqui se presentaban grandes murallas de roca en la direccion del nordeste el sudoeste, partidas de trecho en trecho y formando como toscas columnas, de una masa pirroxénica negruzca y brillante. Estas columnas que atraviesan la cubierta de nieve perpetua eran bastante delgadas y tendrian de altura como de 16 á 20 metros (de 58 á 70 pies), poco mas ó menos como las columnas traquíticas de Tabla-Uma sobre el volcan de Pichincha. Estas paredes escarpadas conducen por entre la region de las nieves á una arista estrecha que sube hácia la cima, y que forma una cresta de rocas, único punto por donde se puede avanzar; dicha arista es de una roca muy descompuesta y quebradiza, y muchas veces celulosa como una amigdaloide basáltica. Como el sendero iba siendo cada vez mas estrecho y empinado, todos los nidos escepto uno solo, abandonaron á los viageros, á la altura de 4068 metros (14604 pies), sin que pudiesen detenerlos ni ruegos ni amenazas, pues pretestaban que sufrian mucho mas que los otros viageros, y aun de estos no quedaron mas que cuatro, á saber, M. Bomplan, el hijo menor del marqués de Selva-alegre D. Cárlos Montufar que despues fue fusilado por órden del general Morillo, un mestizo de un pueblecito inmediato llamado San Juan, y M. de Humboldt. A fuerza de trabajo y paciencia consiguieron llegar mas arriba de lo que habian creido posible, pues ademas de todos los otros obstáculos se hallaban rodeados de niebla. La arista de la roca, llamada en español cuchilla con mucha propiedad, no tenia á veces mas que de 21 á 27 centímetros (de 9 pul gadas á un pie) de ancho; á la izquierda se formaba una especie de rampa cubierta de nieve helada presentando una superficie lisa y reluciente con una inclinacion de 30 grados, y á la derecha se veia un precipicio de 325 metros (1166 pies) de profundidad, del cual se elevaban verticalmente algunas masas de rocas que no estaban cubiertas de nieve. A pesar de todo, los viageros se inclinaban á este lado, pues la rampa de la izquierza no presentaba la probabilidad de poderse agarrar á ninguna punta de roca, y la capa de hielo que la cubria no era bastante fuerte para evitar el sumergirse en la nieve, pues solo corrian por encima de su superficie algunos pedacillos ligeros de dolerita porosa, y dicha superficie era tan dilatada que las piedras se perdian de vista antes de detenerse. El no haber nieve en la arista ni en las rocas situadas á la derecha, no tanto debe atribuirse á lo escarpado de las masas y al efecto de los vientos, como á las muchas hendiduras que hay por alli y exhalan aire caliente de las capas profundas de lo interior de la tierra. La marcha iba siendo cada vez mas dificil, porque la roca se iba haciendo sumamente quebradiza, y muchas veces era menester aplicar manos y pies á la especie de elevados escalones que presentaba la arista, lo cual sucede con frecuencia tambien en las subidas de los Alpes. La poca cohesion de las partículas de la roca en la superficie de la arista exigia un aumento de prudencia, pues varias masas que se podia suponer que estuviesen sólidamente fijadas en la roca se hallaban separadas de ella y únicamente cubiertas de arena. Nuestros viajeros caminaban en fila, y con tanta mas lentitud, cuanto que tenian que probar los parajes que parecian poco seguros. Por fortuna, la tentativa de llegar á la cima del Chimborazo era la última de sus viages por las montañas de la América meridional, y la esperiencia que habian adquirido podia guiarles y darles alguna confianza en sus fuerzas. Es un carácter particular de todas las escursiones en la cadena de los Andes, que en pasando de la línea de las nieves perpetuas, los blancos se encuentran constantemente sin guias y por consiguiente sin conocimiento de las localidades y en la posicion mas peligrosa. Las mas veces no percibian la cima del Chimborazo, y esto escitaba la curiosidad que sentian de saber cuánto les quedaba que subir. Abrieron el barómetro de Cubeta en un sitio en que la anchura de la arista permitia estar de pie á dos personas, una al lado de otra, y encontraron que se hallaban á 5620 metros (20175 pies) es decir, 65 metros mas arriba del punto á que habian llegado tres meses antes, escalando una arista semejante de Antisana. En la determinacion de las alturas cuando se sube á las montañas sucede como en la del calor en medio de los ardores del verano, que parece siempre que el termómetro no está tan alto, ni el barómetro tan bajo como se habia creido. Como el aire á pesar de la grande elevacion estaba muy saturado de humedad, el termómetro se sostenia á 2,8° sobre el punto de congelacion. Un poco antes habian podido los viageros enterrar el instrumento á 81 milímetros (unas tres y media pulgadas) de profundidad en un sitio algo mas seco, y se habia mantenido á 5,8° sobre cero. El resultado de estas observaciones, hechas á unos 5575 metros de altura (20014 pies) es muy notable, pues 780 metros mas abajo (2800 pies) en el límite de las nieves perpétuas, el calor medio de la atmósfera, segun las observaciones hechas por M. Humboldt y M. Boussingault, no es mas que de 1, 6.° sobre cero. La temperatura de la tierra á 5, 8.°, debe, pues, atribuirse al calor interior de la montaña de Dolevita, y no precisamente al de su masa total, sino al que comunican á ciertos puntos las corrientes de aire que salen de las capas inferiores de la costra sólida del globo. Despues de haber trepado con mucha precaucion por espacio de una hora, la arista se hizo menos pendiente, pero por desgracia la niebla permanecia tan espesa como antes. Todos los viajeros empezaron á ponerse malos, y á las náuseas acompañaban vértigos aun mas penosos que la dificultad de respirar. El mestizo de San Juan, que solo por bondad, y no por motivo alguno interesado, no habia querido abandonar á los viajeros, y era un aldeano pobre pero muy robusto, sufria mas que ninguno de los otros, arrojando sangre por las encías y los labios. La vena conjuntiva estaba en todos, sin escepcion, llena de sangre, mas no les inquietaba esto, como tampoco la estravasacion de sangre en los ojos y la erupcion sanguínea de las encías y labios, pues habian ya conocido un gran número de ejemplos de ella, y en Europa misma M. Zumstein empezó á echar sangre en el monte Rosa, á una altura mucho menos considerable. En la época en que se conquistó la region equinocial de América, los guerreros españoles no subieron nunca mas allá del límite inferior de las nieves perpetuas, y sin embargo, Acosta en su Historia nutural de las Indias, especie de Geografia fisica que puede mirarse como una de las obras maestras del siglo XVI, habla muy circunstanciadamente del mal estar, y de los calambres en el estómago, como de síntomas dolorosos del mal de las montañas, que dice se puede comparar con el mareo. M. de Humboldt refiere que una vez junto al volcan de Pichincha, sufrió, sin ninguna salida de sangre, un dolor de estómago tan violento acompañado de vértigos, que sus compañeros le encontraron tendido en tierra sin conocimiento, á poco de haberse separado de ellos, en un pedazo de roca sobre la quebradura de Verdecuchu, adonde habia ido con el objeto de hacer algunos esperimentos electromagnéticos en un punto completamente libre, y la altura á que se hallaba no era muy elevada, pues no pasaba de 4483 metros (16093 pies). Cuando subió al Antisana D. Carlos Montufar, arrojó tambien bastante sangre de las encias: mas todos estos fenómenos varían mucho segun la edad de los individuos, su constitucion, la finura de su piel, y los esfuerzos musculares que se hayan hecho anteriormente. Segun las observaciones de M. de Humboldt, se manifiestan en los Andes, en los hombres blancos, cuando el barómetro se halla entre 378 y 430 milímetros (entre 16 y 19 pulgadas). Se sabe que la valuacion de las alturas á que suponen haber subido los aeronautas, merece por lo comun poco crédito; y si M. Gay-Lussac, observador fidedigno y sumamente exacto, subió el 16 de setiembre de 1804 á la prodigiosa altura de 7016 metros (25187 pies) sin arrojar sangre, acaso deberá atribuirse á la falta de movimientos musculares En el estado actual del eudiómetro, el aire parece que es tan rico en oxígeno en las regiones elevadas como en las inferiores; pero como la presion en el barómetro en aquel aire enrarecido es la mitad de la que ordinariamente se observa en las llanuras, resulta que en cada aspiracion la sangre recibe una cantidad menor de oxígeno, y de aqui la sensacion general de debilidad. No es esta la ocasion de investigar por qué esta astenia escita en las montañas el malestar y las náuseas, ni tampoco de demostrar que la erupcion de sangre por los labios, las encías y los ojos, que no esperimentan indistintamente todos los individuos á tan grandes alturas, no puede esplicarse satisfactoriamente por la falta progresiva de un contrapeso mecánico que comprima el sistema vascular; pero sí diremos que convendria mucho examinar mas estos fenómenos y estudiar el influjo que la presion menor del aire ejerce en el cansancio que se siente cuando las piernas se mueven en una region en que la atmósfera se halla muy enrarecida, puesto que, segun el descubrimiento de dos ingeniosos sabios, los señores Guillermo y Eduardo Weber, la pierna unida al cuerpo está sostenida cuando se mueve únicamente por la presion del aire atmosférico. Las capas de niebla que impedian ver los objetos lejanos se separaron repentinamente á pesar de la completa calma de la atmósfera, acaso por efecto de un cambio de tension eléctrica. Los viageros reconocieron de nuevo y muy cerca de sí, la cima del Chimborazo en forma de cúpula ó media naranja, y la esperanza de llegar á aquel punto, objeto de todos sus deseos, reanimó sus fuerzas. La arista de peña que empezaba á cubrirse algo de nieve, se ensanchaba un poco y empezaban á caminar por ella con alguna mayor seguridad, cuando de repente un barranco de unos 20 metros de ancho (72 pies) y 130 á lo menos (467 pies) de profundidad, opuso á su empresa un obstáculo insuperable. Al otro lado del abismo vieron que continuaba la arista en la misma direccion, aunque no es probable que llegase hasta la cima, pero como quiera que sea, no habia medio de poder salvar el barranco. En el Antisana, habia podido M. Bomplan despues de una noche muy fria atravesar un espacio considerable sobre la nieve que le habia sostenido, pero aquí no era posible arriesgarse á una tentativa semejante, en razon de la poca solidez de las masas de nieve, y la forma del abismo impedia que se pudiera bajar á él. A la una del dia colocaron el barómetro con grandes precauciones y marcaba 0, 3771 metros (16 pulgadas y 3 lineas). La temperatura del aire era de 1, 6 grados sobre cero, pero despues de una permanencia de muchos años en los paises mas cálidos de la zona tórrida, aquel frio les pareció glacial á lo que contribuian no poco el que llevaban las botas penetradas por el agua de nieve que no dejaba de haber mezclada con la arena que cubria la arista por donde caminaban. Segun la fórmula barométrica de Laplace habian llegado á una altura de 5878, 617 metros (21104 pies.) Si la determinacion de la altura del Chimborazo, tal como se hallaba marcada en una piedra que se conserva en Quito en la iglesia que fué de los jesuitas, es exacta, faltaban todavia hasta la cúspide 377 metros (1353 pies) en línea vertical ó sea tres veces la altura de la basílica de San Pedro en Roma. Lacondamine y Bouguer dicen espresamente que en el Chimborazo no llegaron á mas altura que la de 4677,68 metros (16793 pies), pero en el corazon, uno de los montes nevados mas pintorescos de los alrededores de Quito, se alaban de haber visto bajar el barómetro á 0, 4285 metros (18 pulgadas y 5 lineas) y añaden: “Nadie ha visto el barómetro tan bajo, y probablemente nadie ha subido á una altura tan elevada. En el punto del Chimborazo á que habian llegado M. de Humboldt y sus compañeros, la presion del aire era bastante menor, y tambien era menor que la que obervó en 1818, es decir, 16 años despues, el capitan Gerard, en el punto mas alto á que llegó del Tahirgang, en los montes Himalayas. M. de Humboldt dice que en Inglaterra estuvo espuesto por espacio de una hora dentro de una campana de buzo, á una presion atmosférica de 1, 218 metros (4 pies 4 pulgadas y 6 líneas.) Se vé, pues, que la flexibilidad de la organizacion humana sufre una diferencia de 0, 84 metros (3 pies y 2 líneas) en las presiones barométricas. ¿Podrá inferirse de aqui que la constitucion física del hombre iria alterándose gradualmente, si obrando sobre el sistema del mundo causas muy enérgicas, hiciesen permanente uno de estos estremos de condensacion ó de rarefaccion del aire? Los viageros permanecieron poco tiempo en aquel triste desierto, donde se vieron de nuevo completamente rodeados por una espesa niebla. El aire húmedo permanecia inmóvil; no se distinguia direccion alguna determinada en los grupos de vapores condensados que flotaban por el aire, y por consiguiente no pudieron observar si á dicha altura el viento poniente soplaba en direccion contraria al monzon. No distinguian la cima del Chimborazo, ni las montañas nevadas de los alrededores, y mucho menos la meseta de Quito; en fin, el aislamiento de los viageros no hubiera podido ser mas completo en un globo aerostático. Solo algunos líquenes se habian presentado á su vista mas allá del límite de las nieves perpetuas, siendo los últimos vegetales criptógamos que encontraron el Lecidea atrovirens (Lichen geographicus, Web.) y una nueva especie de Girófora (Gyrophora rugosa), que se hallaban á unos 5457 metros (19590 pies) de altura. El último musgo (Grimmia longirostris) crecia 780 metros (2800 pies) mas abajo. M. Bompland cogió una mariposa de la familia de las esfinges á 4872 metros (17490 pies), y 530 metros (1903 pies) mas arriba percibieron una mosca; pero hay un hecho que prueba que dichos animales no viven alli, sino que son arrebatados á las regiones mas elevadas de la atmósfera contra su voluntad, por las corrientes de aire que suben de las llanuras. Cuando M. Boussingault subió á la Silla de Caracas para repetir la medida que M. de Humboldt habia tomado de aquella montaña, vió hácia la parte de Mediodia y á 2598 metros (9326 pies) de altura algunos cuerpecillos blanquizcos que atravesaban de cuando en cuando la atmósfera, y al pronto creyó que eran pajarillos cuyas plumas blancas reflejaban la luz del sol. Dichos cuerpos subian del valle de Caracas con una gran velocidad, pasaban de la cima de la Silla y se dirigian hácia el nordeste, por cuyo lado llegaban probablemente al mar. Algunos de ellos cayeron en la falda meridional de la Silla, y vió el viagero que eran pedazos de paja que brillaban al resplandor del sol; M. Boussingault recogió algunos, y envió varios á Paris que todavia tenian parte de la espiga, con una carta á M. de Humboldt. M. Kunk, amigo y colaborador de este último, reconoció al momento que pertenecian al Wilfa tenacissima, graminea que crece en el valle de Caracas, y que ha descrito aquel sábio botánico en la obra que ha publicado con M. de Humboldt bajo el título de: Nova genera et species plantarum Americœ œquinoctialis. Es de notar que nuestros viageros no encontraron en el Chimborazo ningun condor, ave que es tan comun en el Antisana y el Pichincha, y que á la vista del hombre muestra un gran atrevimiento. Esto debe consistir, sin duda, en que el condor busca un aire puro y un cielo sereno, á fin de reconocer fácilmente y desde una grande altura la presa ó el cadáver que le ha de servir de pasto, pues prefiere los animales muertos. Como el tiempo se iba poniendo cada vez peor, y la niebla iba en aumento, bajaron los viajeros por la misma arista que habian subido, pero con mayores precauciones todavia que al subir, y sin detenerse mas que el tiempo absolutamente necesario para recojer algunos egemplares de las rocas, pues ya conocian que cuando volviesen á Europa habian de ser muchos los que les pidiesen algun fragmento de la cima del Chimborazo. En aquella época ni una sola roca se conocia por su denominacion mineralógica en la América meridional, y se daba el nombre de granito indistintamente á las rocas de todas las cimas elevadas de los Andes. Cuando se hallaban á unos 5652 metros (20290 pies) de elevacion empezó á granizar con fuerza, siendo los granos de un blanco como de leche, opacos y formados por capas concéntricas; algunos parecia que se habian aplanado mucho por un rápido movimiento de rotacion. El granizo se convirtió en nieve unos 20 minutos antes de llegar al límite inferior de las nieves eternas, y los copos eran tan gruesos que en muy pocos momentos se cubrió la arista por donde bajaban con una capa de algunas pulgadas, de manera que si la nevada les hubiese cogido mas arriba, hubieran corrido grandes riesgos. En fin, á las dos y algunos minutos llegaron al sitio donde habian dejado las mulas y caballos, y donde les esperaban los indios con suma inquietud.