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Alexander von Humboldt: „Extracto de la carta que el Baron de Humboldt escribió desde México en 22 de Abril de 1803 á D. Antonio Josef Cavanilles“, in: ders., Sämtliche Schriften digital, herausgegeben von Oliver Lubrich und Thomas Nehrlich, Universität Bern 2021. URL: <https://humboldt.unibe.ch/text/1803-Extracto_de_la-1> [abgerufen am 19.04.2024].

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https://humboldt.unibe.ch/text/1803-Extracto_de_la-1
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Titel Extracto de la carta que el Baron de Humboldt escribió desde México en 22 de Abril de 1803 á D. Antonio Josef Cavanilles
Jahr 1803
Ort Madrid
Nachweis
in: Anales de ciencias naturales 6:18 (Oktober 1803), S. 281–287.
Postumer Nachdruck
Humboldt. Correspondance inédite scientifique et littéraire, herausgegeben von Jean Bernard Marie Alexandre Dezos de La Roquette, 2 Bände, Paris: E. Ducrocq 1865/1869, Band 1, S. 162–170 [frz. Übersetzung].

Lettres américaines d’Alexandre de Humboldt (1798–1807), précédées d’une Notice de J.–C. Delamétherie et suivies d’un choix de documents en partie inédits, publiés avec une introduction et des notes par le E.T. Hamy, Paris [1905], S. 148–154 [frz. Übersetzung].

Alejandro de Humboldt. Cartas americanas. Compilación, prólogo, notas y cronología Charles Minguet. Traducción Marta Traba, Caracas 1980, S. 108–109 [span. Übersetzung].

Alexander von Humboldt, Briefe aus Amerika 1799–1804, herausgegeben von Ulrike Moheit, Berlin: Akademie 1993, S. 225–228.
Sprache Spanisch
Typografischer Befund Antiqua; Auszeichnung: Kursivierung; Schmuck: Initialen.
Identifikation
Textnummer Druckausgabe: II.18
Dateiname: 1803-Extracto_de_la-1
Statistiken
Seitenanzahl: 7
Zeichenanzahl: 10678

Weitere Fassungen
Extracto de la carta que el Baron de Humboldt escribió desde México en 22 de Abril de 1803 á D. Antonio Josef Cavanilles (Madrid, 1803, Spanisch)
Lettre de M. A. de Humboldt à D. J. A. Cavanilles (Paris, 1804, Französisch)
Letter from Mr. Humboldt to Prof. Cavanilles (London, 1806, Englisch)
|281|

Extracto de la carta que el Baron de Humboldt escribió desde México en 22 de Abril de 1803á D. Antonio Josef Cavanilles.

Muy señor mio:

acabamos de llegar á esta gran-de y magnífica ciudad de México, y deseando darleá vm. una nueva señal de que exîstimos, aventuroesta para ver si tendrá mejor suerte que mis cartasanteriores. Mi estimado Bompland y yo nos hemosconservado siempre robustos, á pesar del desabrigo yhambres que hemos experimentado en los desiertos;de haber mudado de climas y temperatura; y de ha-ber sufrido sobremanera en los penosos viages, espe-cialmente en el último desde Loxa á Jaen de Braca-moros; en las riberas del rio de las Amazonas, paiscubierto de Bouguainvillea, Andina y Godoya; y enel distrito que atravesamos para llegar á Lima. Hanexâgerado muchos Europeos la influencia de estosclimas en el espíritu, y afirmado que es imposible so-portar aquí el trabajo intelectual; pero nosotros debe-mos publicar lo contrario, y decir por experienciapropia que nunca nos hemos hallado con mas fuerzasque al contemplar las bellezas y magnificencia con quese presenta aquí la naturaleza. Su grandeza, sus infi-nitas y nuevas producciones nos electrizaban, por de-cirlo así, nos llenaban de alegría, y hacian invulne-rables. Así trabajábamos expuestos por tres horas alsol abrasador de Acapulco y de Guayaquil; sin expe-rimentar incomodidad notable; así pisamos las nievesheladas de los Andes; y así corrimos con alegría losdesiertos, los espesos bosques, la marina y sitios ce-nagosos. |282| Salimos de Lima el dia 25 de Diciembre de 1802;nos detuvimos un mes en Guayaquil, donde tuvimosla satisfaccion de herborizar en compañía de los Se-ñores Tafalla y Manzanilla, que trabajan con teson yacierto; y llegamos á Acapulco en 22 de Marzo,despues de haber padecido una tempestad horrible enfrente del golfo de Nicoya. El volcan de Cotopaxi, que pisé yo con tranqui-lidad en el año anterior, hizo en 6 de Enero unagrande explosion, y continúa con tal fuerza, que na-vegando á sesenta leguas de distancia oimos el estruen-do. Se ha derretido enteramente la nieve de su cima,y han salido de sus entrañas llamas y nubes de ceniza.No se sabe que hasta ahora haya acaecido la menordesgracia; pero el rezelo de que se verifique algunatiene en sobresalto la provincia de Quito. Vm. conoce el ardor y entusiasmo de mi amigoy compañero Bompland, y en esta inteligencia podrácalcular las riquezas que hemos recogido al recorrerpaises jamas hollados por Botánicos, paises donde lanaturaleza se complace al parecer en derramar susgracias, en multiplicar vegetales de nuevas formas yde fructificaciones desconocidas. Así es que nuestra co-leccion actual pasa de 4200 plantas, entre las qua-les hay muchos géneros nuevos, multitud de gramas,y un crecido número de palmas. No tenemos todaslas Melastomas de Linneo, y con todo eso pasan de100 las de nuestro herbario: de todas las 4200 hemoshecho la debida descripcion, y de muchísimas los di-buxos á vista de sus originales vivos. No podemospor ahora fixar el número de las verdaderamente nue-vas, hasta que regresados á Europa las cotejemos to-das con las publicadas por los sabios; pero nos lison-jeamos que los materiales acopiados en nuestros via- |283| ges bastarán para formar una obra digna de la atenciondel público. Porque la Botánica ha sido como una parte accesoria del objeto principal; tambien lo hasido la Anatomía comparada, para la qual tenemos mu-chas piezas preparadas por mi Compañero Bompland. He dispuesto varios perfiles ó cartas geográficas,y en ellas escalas higrométricas, electrométricas, eu-diométricas &c., para indicar las qualidades físicasque tanto influyen en la fisiologia vegetal, de modoque puedo señalar en toesas la altura que tiene cadaárbol en los trópicos. He sentido sobremanera lo sucedido ahí sobre lasquinas, porque las ciencias nada ganan quando semezcla hiel y personalidades en sus discusiones; y por-que me ha llegado al alma el modo con que se hatratado al venerable Mutis. Son muy falsas las ideasque se han esparcido por la Europa sobre el carácterde este hombre célebre. Él nos trató en Santa Fe conaquella franqueza, que parecia el carácter peculiar de Banks; él nos manifestó sin reserva todas sus riquezasen Botánica, Zoología y Física; él comparó sus plan-tas con las nuestras; y él permitió en fin que tomáse-mos quantas notas deseábamos tener sobre los génerosnuevos de la Flora de Santa Fe de Bogotá. Es ya an-ciano, pero asombran sus trabajos hechos, y los queprepara para la posteridad: admira el que un hombresolo haya sido capaz de concebir y executar tan vas-to plan. El Señor Lopez me comunicó su memoria sobrela quina ántes de imprimirla, y entonces le dixe quesu misma memoria hacia ver con evidencia que el se-ñor Mutis habia descubierto la quina en los montesde Tena en 1772, y que él (Lopez) la habia vistocerca de Honda en 1774. |284| En quanto al árbol que da la quina fina de Loxa,debemos decir que habiéndolo exâminado en su lugarnativo, y comparado con la cinchona, que hemosvisto en el reyno de Santa Fe, de Popayan, del Pe-rú y de Jaen, creemos que aun no está descrito: seacerca á la cinchona glandulífera de la Flora del Pe-rú si se atiende á la forma de sus hojas, pero se dis-tingue por su corola. Hemos enviado al Instituto nacional de Franciauna curiosa coleccion de las quinas de la Nueva Gra-nada, que consistia en cortezas bien escogidas, en be-llos exemplares en flor y fruto, y en magníficos dibu-xos iluminados en gran folio, que nos regaló el gene-roso Mutis. Añadimos á esto algunos huesos de ele-fante, fósiles de la cordillera de los Andes, halladosá 1400 toesas de altura. Aunque recibí del Institutouna carta honrosa poco ántes de salir de Quito, no sési la mencionada coleccion llegó á su destino. Doy á vms. las debidas gracias por los elogiospoco merecidos, que me han prodigado en el númº̣15de Anales; pero les he de deber que en alguno de losnúmeros siguientes anuncien que en la estampa gra-bada en Madrid las alturas tienen casi siempre un ex-ceso de 40 á 70 toesas, cuya diferencia es muy nota-ble en observaciones de esta naturaleza, para que nose rectifique. Mi franqueza en comunicar á todos losde América mis cartas, fundadas sobre observacionesastronomicas, como igualmente los materiales recogi-dos sobre la geografia de las plantas y medidas geodé-sicas, ántes de darle la última mano, que exîge tran-quilidad, reflexion y tiempo, ha sido sin duda la cau-sa de haber llegado ahí alguna copia, debida al zelode los muchos que las multiplicaban por el interesque tomaban en esta parte de la Geología; pero di- |285| cha copia es harto diversa de la que hoy tengo, y quepublicaré en mi obra sobre la construccion de nuestroglobo. Si la franqueza con que he comunicado sin reser-va mis plantas, animales, cartas geográficas y obser-vaciones, permitiendo con gusto copiase cada uno loque deseaba, dió motivo á la mencionada equivoca-cion, tambien me ha procurado ella el poder rectifi-car varios puntos importantes de localidad, que mehan suministrado los inteligentes. Quisiera que solose imprimiese lo que yo mismo escribo en mis cartasó memorias, porque nadie ignora que las primerasideas solo son un bosquejo que debe concluirse, yque los cálculos y medidas exîgen un exámen ulteriory detenido. Buena prueba nos diéron de esta verdadlos sabios Condamine y Bouguer: miráron estos co-mo concluidas y exâctas sus operaciones, y por lomismo al salir de Quito hiciéron grabar en una pie-dra del colegio de los Jesuitas la longitud de aquellaciudad, á pesar de diferenciarse en un grado de laadoptada en Europa. He leido con sumo gusto sus observaciones sobrelos Helechos, y he visto que sus ideas son verdade-ramente fisiológicas, y las indispensables para estable-cer géneros con solidez. Bien se acordará vm. de aquella substancia silíceaparecida al opalo, que el señor Macie analizó en In-glaterra. Nosotros la hemos descubierto al ponientedel volcan de Pichincha en los bambus ó cañas grue-sas, llamadas Guáduas, en el reyno de Santa Fe. Hehecho experiencias químicas en el xugo de esta gra-mínea colosal ántes que se deponga la substancia silí-cea, y he notado en él fenómenos curiosos, porque essusceptible de una putrefaccion animal, y parece pro- |286| bar cierta combinacion de una tierra simple con elazoe. Hemos visto igualmente que esta planta debeformar un género nuevo, muy diverso del Arundo de Linneo, y del Bambusa de Schreber. Mucho nosha costado el encontrar sus flores, porque florece tanpocas veces, que á pesar de observarla algunos Botá-nicos por espacio de treinta años, y en los dilatadossitios donde abunda, jamas han podido ver sus flores:hasta los Indios niegan la exîstencia de ellas. Peromas felices nosotros las hemos visto en el rincon masescondido del mundo, esto es, en el rio Casiquiare,que forma la comunicacion del Orinoco con el Mara-ñon; y luego despues en el valle de Cauca, que ya-ce en la provincia de Popayan, donde la dibuxé: nolo hice ántes en Casiquiare por la infinita é incómodamultitud de mosquitos que allí vive. Hemos destina-do algunos exemplares para vm., que llevarémos conseguridad á nuestro regreso, que esperamos se verifi-que á principios del año próxîmo; pero entre tantoruego á vm. encarecidamente publique nuestra grati-tud á los innumerables favores que hemos debido álos Españoles en todos los puntos de la América quehemos visitado, porque faltariamos á nuestra obliga-cion si no diéramos los mayores elogios á la generosi-dad de su nacion y del Gobierno, que no ha cesadode honrarnos y protegernos. Soy siempre suyo &c. A esta carta añade el ciudadano Bompland lo si-guiente. Viniendo de Acapulco á esta ciudad he te-nido el gusto de encontrar la planta con que vm. qui-so perpetuar mi nombre, y de verificar la exâctitudde su descripcion. La he visto tambien cultivada eneste jardin, con otras dos especies, que creo deban re-ducirse al mismo género Bomplandia. Debo notar |287| que este se distingue del Hoitzia (Jussieu gen. pl.)porque su cáliz es sencillo, y no doble (bracteatus),como en el Hoitzia, y porque sus celdas son siempremonospermas, lo que jamas se verifica en la Hoitzia. Entre el número de plantas que tenemos destinadaspara vm. se hallan varias bien desecadas, y en ellaspodrá vm. ver las diferencias que reynan entre elPhlox, Hoitzia y Bomplandia. El jardin de México no es muy grande, pero es-tá bien cuidado, y dispuesto con el acierto propio delSeñor Cervantes. Este profesor tiene mucha instruc-cion y mérito, que es justo se conozca en Europa.